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domingo, 11 de octubre de 2015

Lisboa (1)

El aeropuerto de Lisboa está muy cerca de la ciudad. De hecho, oíamos los aviones desde la habitación del hotel.

La entrada a la ciudad es un poco caótica con muchísimas carreteras para todos lados, más o menos como cualquier gran ciudad. Gracias al TomTom conseguimos llegar sin demasiados percances. Hay que tener cuidado con las carreteras subterráneas pues, a veces, los coches no son bien detectados por el navegador cuando circulan por ellas y puedes llevarte algún susto al darte cuenta de que vas por la carretera equivocada. Menos mal que el navegador vuelve a calcular el recorrido…


Estadio José Alvalade.

Ejemplos de los encantadores edificios lisboetas. Me gusta mucho el colorido que utilizan: rosa, verde, azul, amarillo,… en tonos pastel normalmente, y el uso de azulejos en las fachadas.




El empedrado de las calles con bonitas grecas aunque un poco incómodo para andar con tacones…

La Plaza de los Restauradores a nuestra llegada… ya empezaba a disminuir la luz.


El precioso edificio de la Estación Central en la Plaza de Joao da Camara.

Un lateral del Teatro Nacional Doña María II.

La Plaza de Pedro IV, con sus puestos de flores y el castillo al fondo.



Rúa do Campo con el puente del elevador de Santa Justa.


Hacia la estación de metro de Baixa Chiado.

El tendido del tranvía en Largo de Trindade Coelho.

Seguimos paseando encantados con la ciudad.



Vistas desde el puente del elevador de Santa Justa.
Convento do Carmo.

La calle debajo del puente, la plaza de Pedro IV con el teatro de Doña María II.

Hacia el este, el Convento de Nuestra Sra. de la Gracia y el Castillo de San Jorge

Ya se había hecho la hora de cenar, las vistas estupendas, la temperatura muy agradable,… así que allí mismo, en una terraza junto al puente cenamos. Yo, para hacer honores al país en el que estábamos, cené bacalao lagareiro que estaba muy bueno.
Después de cenar, intentamos subir al mirador del elevador de Santa Justa pero solo está abierto hasta las 20:30h. El billete del elevador te da derecho a subir, bajar y subir al mirador. Actualmente está en obras y las fotos quedan un poco deslucidas.

La noche está tan buena que seguimos paseando. Las terrazas están llenas.

El Arco de la Rúa Augusta.

El mismo Arco desde la Plaza del Comercio.

De espaldas me pareció otro caballo pero era un simpático elefantito.

Hemos llegado a las orillas del río Tajo que aquí se llama Tejo. Enfrente se ven las luces del otro lado del estuario (*).

El Puente del 25 de Abril iluminado.

Un tranvía. No puedo marcharme de Lisboa sin montarme en uno.

Ya vamos volviendo hacia el coche. Algunos establecimientos ya están cerrados como este.

Sin embargo, esta pastelería todavía está abierta y lo que muestra el escaparate es muy apetitoso. Que no se me olvide comprar pasteles de nata para llevar a casa.

El edificio de la Estación Central que hemos visto hace unas horas ha cambiado con las luces y la noche.

Y ya hemos vuelto a la Plaza de los Restauradores donde tenemos el coche en el parking. El teatro Eden parece diferente de noche.

Terminamos el día cansados pero contentos. Hace poco más de doce horas que salimos de casa y parece que llevamos dos días fuera.

(*) El río Tajo, o Tejo como se llama en Portugal, forma un estuario a la altura de Lisboa. Sus orillas se separan, su cauce se ensancha y su agua se vuelve salobre después se estrecha y, finalmente, termina su viaje en el Océano Atlántico.

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