Cuando se pasea por el monte, además de aprovechar para respirar aire más puro, disfrutar del buen tiempo y gozar del sonido de la naturaleza, hay un montón de animales que podemos encontrar por el camino. Si lleváis una cámara, podréis inmortalizar un montón de instantes geniales y, si no la lleváis, quedarán guardados en vuestra memoria.
Muchos de ellos, curiosos, vendrán a vuestro encuentro. Otros, más tímidos, huirán y dependerá de vuestra paciencia conseguir una foto que os agrade. Los caballos siempre son agradecidos y, si es joven, cualquier animal resulta más simpático.
Este en concreto, resulta gracioso con su flequillo, pero no deseaba posar y sólo el hecho de que hubiera espinos evitó que saliera huyendo.
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