lunes, 16 de mayo de 2016

Marismas de Jaizubia

Ayer aprovechamos el buen tiempo con el que nos sorprendió el domingo para pasear por las marismas de Jaizubia. Un paseo muy cómodo alrededor de estos lagos de agua salobre que suben y bajan al ritmo de las mareas. A veces se ven bastantes aves pero hoy no ha habido demasiada suerte. Lo que sí es seguro que encontraremos será plantas adaptadas a las difíciles condiciones de vivir en un medio salino.
Una ermita dedicada a la Virgen de Montserrat cuya devoción en tierras catalana es bien conocida pero no por estos lares.

Creo que esta planta es una zanahoria silvestre.


La borraza llena buena parte de la marisma.


Una focha en el agua.

Las delicadas ramas del tamarisco y sus pequeñas flores.



La pelusilla se desprende poco a poco y parecen copos de nieve.

Las brevas empiezan a hacer su aparición (*). Un pequeño inquilino reposa tranquilo.


Me habían contado que las moradas flores del trébol son dulces. Si arrancas las pequeñas florecillas y absorbes por debajo, probarás el suave néctar. Personalmente creo que me gusta más el de la madreselva. Lo he intentado también con la flor blanca del trébol pero no me ha sabido a nada.


Después del paseo, cuando hemos cogido el coche nos hemos perdido un poco por las carreteras de alrededor y hemos llegado a este establecimiento que no conocíamos, dedicado a plantas y animales (**), que tendremos que visitar otro día que no esté cerrado. Nos ha encantado el colorido murete.




Y hemos llegado a esta bodega con sus viñas dedicadas al txakolí (***).

Al fondo Peñas de Aia.

Un racimo “recién nacido” que en octubre, más o menos, si el tiempo acompaña se convertirá en un precioso racimo de uva blanca.


(*) la breva es el primero de los frutos de la higuera que en otoño dará higos. Las brevas que maduran alrededor de junio suelen ser más grandes pero menos dulces que los higos.
(**) http://www.endanea.com/tienda/
(***) http://www.hiruzta.com/





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