Tengo un problema de moho en la habitación de mis hijas. Supongo que es el precio a pagar por tener a tres personas durmiendo en la misma habitación, si añado que son un poco frioleras por lo que cierran la puerta y la ventana y que el armario no permite que fluya bien el aire, el calor y la humedad hacen que sea el caldo de cultivo perfecto para el moho.
El polvo es malo, sobre todo para las personas alérgicas y asmáticas, pero el moho también lo es y, probablemente, sea incluso peor.
Periódicamente le planto batalla con lejía, la mejor arma contra él. Pasad un paño humedecido con lejía sobre la mancha de moho y veréis como se limpia. Si queda alguna pequeña mancha veréis como poco a poco va desapareciendo y si no lo hace, podéis dar otra pasadita con lejía y será mágico. En las paredes y techos blancos no supone ningún problema pero en las zonas de color, a veces la lejía cumple también su segunda labor que es la de decolorar y aunque no queramos, se nota un cambio de color. De las veces anteriores tenía una pared que en su inicio era morada con manchas más o menos claras que en algún momento tendría que arreglar.
Hace unos días capté cierto olor a cebolla en la habitación que he relacionado con la aparición de moho así que he decidido declararle la guerra y voy a aprovechar que hoy es festivo para hacerlo.
Ya he movido el armario y una de las camas para dejar libres las zonas afectadas. He quitado todas las baldas y objetos que había en esa pared. He limpiado toda la pared y el techo con lejía y de paso he quitado el polvo ¡parece mentira la cantidad de polvo que se acumula detrás de los muebles! Ya puesta a la tarea no me ha costado limpiar bien el suelo.
En cuanto se seque la pared, la pintaré con el color original. Eso me evitará mucho trabajo porque para cambiar de color debería de dar al menos dos manos pero tratándose del color original, con una mano será suficiente.
Y voy a mover la cama y el armario un poco, ya que no tengo tanto espacio, para permitir que el aire se mueva más libremente. Espero que con estas acciones el moho tarde mucho en volver a presentarse de nuevo.
El polvo es malo, sobre todo para las personas alérgicas y asmáticas, pero el moho también lo es y, probablemente, sea incluso peor.
Periódicamente le planto batalla con lejía, la mejor arma contra él. Pasad un paño humedecido con lejía sobre la mancha de moho y veréis como se limpia. Si queda alguna pequeña mancha veréis como poco a poco va desapareciendo y si no lo hace, podéis dar otra pasadita con lejía y será mágico. En las paredes y techos blancos no supone ningún problema pero en las zonas de color, a veces la lejía cumple también su segunda labor que es la de decolorar y aunque no queramos, se nota un cambio de color. De las veces anteriores tenía una pared que en su inicio era morada con manchas más o menos claras que en algún momento tendría que arreglar.
Hace unos días capté cierto olor a cebolla en la habitación que he relacionado con la aparición de moho así que he decidido declararle la guerra y voy a aprovechar que hoy es festivo para hacerlo.
Ya he movido el armario y una de las camas para dejar libres las zonas afectadas. He quitado todas las baldas y objetos que había en esa pared. He limpiado toda la pared y el techo con lejía y de paso he quitado el polvo ¡parece mentira la cantidad de polvo que se acumula detrás de los muebles! Ya puesta a la tarea no me ha costado limpiar bien el suelo.
En cuanto se seque la pared, la pintaré con el color original. Eso me evitará mucho trabajo porque para cambiar de color debería de dar al menos dos manos pero tratándose del color original, con una mano será suficiente.
Y voy a mover la cama y el armario un poco, ya que no tengo tanto espacio, para permitir que el aire se mueva más libremente. Espero que con estas acciones el moho tarde mucho en volver a presentarse de nuevo.
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