Cuando yo era niña, todas las mujeres se juntaban en la plaza a tejer jerséis o chaquetitas, a hacer ganchillo o a coser mientras charlaban y las niñas (*) revoloteábamos alrededor mientras jugábamos o intentábamos imitar lo que ellas hacían y así aprendíamos a coser, a tejer o a hacer ganchillo. No teníamos demasiada ropa y cuando nos hacía falta teníamos que ir a la modista o nos la hacía nuestra madre o quizá nuestra abuela.
Pero poco a poco, las tiendas de ropa se fueron universalizando y fue posible ir a una tienda de pret-a-porter y salir con una prenda después de probarse varias. Y poco a poco, fuimos más conscientes de lo que era la moda y de quién estaba a la moda y quién no. En una generación, las mujeres dejaron de coser, tejer o hacer ganchillo porque ya no merecía la pena. Salía mucho más caro comprar los materiales y confeccionar las prendas que comprarlas ya hechas. No tenía el encanto de haberlo hecho tú misma pero sabías que te iba a quedar bien. Hoy en día, las cadenas de tiendas de ropa han puesto en marcha la máquina de generar temporadas nuevas y ya vamos alrededor de seis por año o más con sus correspondientes ofertas o rebajas o gangas. Es todo tan barato que podemos comprarnos ropa cada mes para cambiar nuestro guardarropa aunque algunas de esas prendas no aguantarán seis lavados antes de llenarse de agujeros. Nos rendimos a sus mini-precios mientras las tiendas pequeñas sobreviven a duras penas o caen en su lucha contra unos precios contra los que no pueden competir. Al final no tendremos dónde escoger otro tipo de moda, no quedarán tiendas pequeñas que nos ofrezcan otro estilo.
Quizá la filosofía del Km. 0 (**) podría ayudar a esas pequeñas tiendas. Si ofrecen productos de calidad, podríamos aceptar pagar más caro por algo que es diferente y nos va a durar más. Podríamos deshacernos de la tiranía de las grandes marcas. No necesitamos tanta ropa que nos dure tan poco, podemos vivir con menos prendas que nos duren más, podemos vivir sin seguir la moda tan de cerca.
Pero es que, además, está volviendo la necesidad de hacer las cosas por ti mismo: DIY (***) y las mujeres estamos volviendo a coser, tejer, hacer ganchillo,… como antaño, redescubriendo la satisfacción de ver prendas hechas por ti misma, la satisfacción de crear algo de un ovillo de hilo o de un trozo de tela.
(*) normalmente los niños no se acercaban por allí si podían evitarlo
(**) ver http://unpocoydemas.blogspot.com.es/2017/02/kilometro-0.html
(***) ver el post anterior
Pero poco a poco, las tiendas de ropa se fueron universalizando y fue posible ir a una tienda de pret-a-porter y salir con una prenda después de probarse varias. Y poco a poco, fuimos más conscientes de lo que era la moda y de quién estaba a la moda y quién no. En una generación, las mujeres dejaron de coser, tejer o hacer ganchillo porque ya no merecía la pena. Salía mucho más caro comprar los materiales y confeccionar las prendas que comprarlas ya hechas. No tenía el encanto de haberlo hecho tú misma pero sabías que te iba a quedar bien. Hoy en día, las cadenas de tiendas de ropa han puesto en marcha la máquina de generar temporadas nuevas y ya vamos alrededor de seis por año o más con sus correspondientes ofertas o rebajas o gangas. Es todo tan barato que podemos comprarnos ropa cada mes para cambiar nuestro guardarropa aunque algunas de esas prendas no aguantarán seis lavados antes de llenarse de agujeros. Nos rendimos a sus mini-precios mientras las tiendas pequeñas sobreviven a duras penas o caen en su lucha contra unos precios contra los que no pueden competir. Al final no tendremos dónde escoger otro tipo de moda, no quedarán tiendas pequeñas que nos ofrezcan otro estilo.
Quizá la filosofía del Km. 0 (**) podría ayudar a esas pequeñas tiendas. Si ofrecen productos de calidad, podríamos aceptar pagar más caro por algo que es diferente y nos va a durar más. Podríamos deshacernos de la tiranía de las grandes marcas. No necesitamos tanta ropa que nos dure tan poco, podemos vivir con menos prendas que nos duren más, podemos vivir sin seguir la moda tan de cerca.
Pero es que, además, está volviendo la necesidad de hacer las cosas por ti mismo: DIY (***) y las mujeres estamos volviendo a coser, tejer, hacer ganchillo,… como antaño, redescubriendo la satisfacción de ver prendas hechas por ti misma, la satisfacción de crear algo de un ovillo de hilo o de un trozo de tela.
(*) normalmente los niños no se acercaban por allí si podían evitarlo
(**) ver http://unpocoydemas.blogspot.com.es/2017/02/kilometro-0.html
(***) ver el post anterior
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