Las ovejas son, habitualmente, animales asustadizos. Estás paseando por el campo y te encuentras con una imagen idílica: un rebaño de ovejas pastando. Preparas tu cámara. Si no se han dado cuenta de tu presencia, estarán con las cabezas bajas, tranquilamente comiendo. Sacas una foto y piensas: “La foto estaría mucho mejor si alguna mirase hacia aquí”.
Y entonces intentas llamar su atención. Error. En cuanto se dan cuenta de que estás ahí y aunque estén protegidas por un cercado, se dan media vuelta y se alejan. Adiós a la foto maravillosa.
En algunos casos, el terreno puede ayudar. Esta oveja no estaba del todo tranquila pero estaba junto a un talud de 1 metro de altura aproximadamente y yo iba por debajo. Para mí, estaba perfecto: la cámara a la altura de su cabeza pero ella sólo veía un tercio de mí, abajo. Para ella, yo era pequeña y no constituía una amenaza, por lo que no necesitaba alejarse.
Pero este es mi homenaje a esas ovejas curiosas y valientes, que no sólo no se alejan, sino que se acercan a observar.
Y entonces intentas llamar su atención. Error. En cuanto se dan cuenta de que estás ahí y aunque estén protegidas por un cercado, se dan media vuelta y se alejan. Adiós a la foto maravillosa.
En algunos casos, el terreno puede ayudar. Esta oveja no estaba del todo tranquila pero estaba junto a un talud de 1 metro de altura aproximadamente y yo iba por debajo. Para mí, estaba perfecto: la cámara a la altura de su cabeza pero ella sólo veía un tercio de mí, abajo. Para ella, yo era pequeña y no constituía una amenaza, por lo que no necesitaba alejarse.
Pero este es mi homenaje a esas ovejas curiosas y valientes, que no sólo no se alejan, sino que se acercan a observar.
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