Llegaron a nuestros jardines de la mano de los paisajistas urbanos que, atraídos por su belleza, los incorporaron al conjunto de plantas hermosas que merecen mostrarse. Y ellas, aprovechándose de las circunstancias, se empezaron a expandir poco a poco. Estoy hablando de la “hierba de la Pampa”, conocida también como “cola de zorro”. Al principio nos sorprendió que, en esta época, aparecieran los plumeros por otros lugares que no fueran los jardines. Durante el resto del año permanecían, discretamente, en un segundo plano pero, por estas fechas, con la explosión de sus espigas, se hacía notorio que cada vez había más y más. En este momento, han colonizado todos los bordes de carreteras y líneas de tren, prados,… Nos damos cuenta de que hay demasiadas y de que habrá que empezar a hacer algo antes de que sea demasiado tarde. Se ha convertido en una plaga, en una especie invasora.
Algo parecido nos pasó en su momento con la falsa acacia. Especies fuertes que llegan donde no tienen enemigos y se sienten a gusto, invadiéndolo todo. Lo hemos provocado y nos sentimos culpables.
Aunque, bien mirado, ¿cuántas de las plantas que existen en nuestros montes y nuestros prados desde tiempos inmemoriales habrán sido en su momento plantas invasoras?
Algo parecido nos pasó en su momento con la falsa acacia. Especies fuertes que llegan donde no tienen enemigos y se sienten a gusto, invadiéndolo todo. Lo hemos provocado y nos sentimos culpables.
Aunque, bien mirado, ¿cuántas de las plantas que existen en nuestros montes y nuestros prados desde tiempos inmemoriales habrán sido en su momento plantas invasoras?
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