Hoy es el día de la mujer trabajadora. Un día para reivindicar nuestro derecho a trabajar, a aportar iniciativas, a pertenecer al mundo laboral en las mismas condiciones en que lo haríamos si en lugar de ser mujeres fuéramos hombres. Que no nos valoren menos porque den por hecho que vamos a tener bajas por maternidad o que vamos a pedir permisos por enfermedad de nuestros hijos. Afortunadamente, algunos hombres valientes han asumido, también, la responsabilidad de llevar a sus hijos al médico o de cuidarlos y solicitan la baja de paternidad, con lo que los empresarios deberán quitarse, aunque sea poco a poco, esa excusa de la cabeza.
No tenemos por qué ser iguales los hombres y las mujeres porque no lo somos, de la misma forma que los hombres no son todos iguales. Lo que sí pedimos es igualdad con los hombres a la hora de valorarnos en el trabajo. Pedimos que se valore el trabajo, independientemente de si es realizado por un hombre o por una mujer. Se valore y ¡se pague!
No tenemos por qué ser iguales los hombres y las mujeres porque no lo somos, de la misma forma que los hombres no son todos iguales. Lo que sí pedimos es igualdad con los hombres a la hora de valorarnos en el trabajo. Pedimos que se valore el trabajo, independientemente de si es realizado por un hombre o por una mujer. Se valore y ¡se pague!
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