Hace un mes que mi hija mayor se fue lejos, en busca de trabajo y experiencias. Poco a poco se va acostumbrando a los cambios que un país nuevo trae consigo: el idioma, las personas, la cultura, las costumbres,… Aunque sea duro en algunos momentos (confío en no sean muchos) espero que aprenda y retenga sus nuevas vivencias para su crecimiento interior.
Sigue en mi mente la reflexión que hice en su momento sobre los jóvenes bien preparados que tienen que buscar su futuro en un lugar lejano porque no encuentran un buen sitio en su lugar de origen… (ver http:// unpocoydemas.blogspot.com/2015/07/despedida.html) pero, después de discutir este tema con mi amigo el fotógrafo que está en una situación similar, con su hijo fuera de casa, he podido desligar este asunto de mi corazón y reconozco que, a pesar de todo, nuestros hijos son unos privilegiados. Gracias a Internet pueden estar en contacto con los de casa, le puedes ver, aunque no sea lo mismo porque se pierde el contacto humano deberíamos recordar que hace tan sólo 40 años, una situación similar se solucionaba a base de cartas. Si les sale mal, siempre tienen una casa a la que volver, una familia que los volverá a acoger en espera de que encuentren un trabajo y un futuro.
Eso me lleva a pensar en muchos otros jóvenes con pocos recursos que viven, normalmente, en países subdesarrollados y que se lanzan con lo puesto a países de los que lo desconocen todo, salvo que están en mejor situación que el suyo, jugándose incluso la vida en el intento. Jóvenes que a menudo, demasiado a menudo, salen en las noticias como víctimas de un desgraciado accidente en el mar. Madres, como yo, que seguro vivirán mucho más angustiadas que yo el viaje de su hijo que quizá no regrese jamás. Después de pensar en esto, casi me siento sin derecho a preocuparme mucho por mi hija porque sé que ella estará bien.
¿Qué se podría hacer para solucionar estas desgracias anunciadas? ¿Qué podríamos hacer para solucionar el problema en origen y evitar tanto dolor?
Sigue en mi mente la reflexión que hice en su momento sobre los jóvenes bien preparados que tienen que buscar su futuro en un lugar lejano porque no encuentran un buen sitio en su lugar de origen… (ver http:// unpocoydemas.blogspot.com/2015/07/despedida.html) pero, después de discutir este tema con mi amigo el fotógrafo que está en una situación similar, con su hijo fuera de casa, he podido desligar este asunto de mi corazón y reconozco que, a pesar de todo, nuestros hijos son unos privilegiados. Gracias a Internet pueden estar en contacto con los de casa, le puedes ver, aunque no sea lo mismo porque se pierde el contacto humano deberíamos recordar que hace tan sólo 40 años, una situación similar se solucionaba a base de cartas. Si les sale mal, siempre tienen una casa a la que volver, una familia que los volverá a acoger en espera de que encuentren un trabajo y un futuro.
Eso me lleva a pensar en muchos otros jóvenes con pocos recursos que viven, normalmente, en países subdesarrollados y que se lanzan con lo puesto a países de los que lo desconocen todo, salvo que están en mejor situación que el suyo, jugándose incluso la vida en el intento. Jóvenes que a menudo, demasiado a menudo, salen en las noticias como víctimas de un desgraciado accidente en el mar. Madres, como yo, que seguro vivirán mucho más angustiadas que yo el viaje de su hijo que quizá no regrese jamás. Después de pensar en esto, casi me siento sin derecho a preocuparme mucho por mi hija porque sé que ella estará bien.
¿Qué se podría hacer para solucionar estas desgracias anunciadas? ¿Qué podríamos hacer para solucionar el problema en origen y evitar tanto dolor?
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