El año pasado no hubo suerte pero este año, por sorpresa, encontramos moras maduras en cantidad. Afortunadamente mi marido llevaba un par de bolsas de plástico en la mochila y entre los dos cogimos kilo y medio de moras.
Al llegar a casa, me puse manos a la obra. Las moras son muy frágiles y lo mejor es preparar la mermelada cuanto antes.
Primero, lavar bien las moras y escurrirlas. Pesarlas y calcular la cantidad de azúcar necesaria: 750 g por cada kilo de moras. En mi caso, 1.125 g de azúcar para 1.500 g de moras.
Poner las moras en una cazuela al fuego, no demasiado fuerte.
Añadir el azúcar, reservando una parte por si fuera necesario. En mi caso eché 1 Kg de azúcar y reservé 125 g.
Dar vueltas para que el azúcar se mezcle bien.
Al cabo de una media hora (*), prepara un pasapurés con agujero fino. Servirá para quitar la mayoría de las pepitas. Si no las quitas, queda un poco desagradable al paladar.
Es el momento de probar el resultado y decidir si necesita más azúcar. En ese caso, añade cierta cantidad o todo lo que tienes reservado, a tu criterio. Si está demasiado dulce, ya que depende del sabor de las moras que has recogido, añade zumo de limón para darle un contrapunto agridulce. En mi caso, las moras eran bastante ácidas de inicio, con lo que esta vez no ha sido necesario añadir limón. Dale unas cuantas vueltas más en el fuego y sepáralo. A pesar de que te parezca demasiado líquida, suele espesar bastante al enfriar.
Coge los frascos que tendrás limpios previamente. Si lo consideras necesario puedes esterilizarlos. Yo los he limpiado bien con jabón y los he secado con un trapo limpio. Rellena los tarros y ciérralos.
Al llegar a casa, me puse manos a la obra. Las moras son muy frágiles y lo mejor es preparar la mermelada cuanto antes.
Primero, lavar bien las moras y escurrirlas. Pesarlas y calcular la cantidad de azúcar necesaria: 750 g por cada kilo de moras. En mi caso, 1.125 g de azúcar para 1.500 g de moras.
Poner las moras en una cazuela al fuego, no demasiado fuerte.
Añadir el azúcar, reservando una parte por si fuera necesario. En mi caso eché 1 Kg de azúcar y reservé 125 g.
Dar vueltas para que el azúcar se mezcle bien.
Al cabo de una media hora (*), prepara un pasapurés con agujero fino. Servirá para quitar la mayoría de las pepitas. Si no las quitas, queda un poco desagradable al paladar.
Es el momento de probar el resultado y decidir si necesita más azúcar. En ese caso, añade cierta cantidad o todo lo que tienes reservado, a tu criterio. Si está demasiado dulce, ya que depende del sabor de las moras que has recogido, añade zumo de limón para darle un contrapunto agridulce. En mi caso, las moras eran bastante ácidas de inicio, con lo que esta vez no ha sido necesario añadir limón. Dale unas cuantas vueltas más en el fuego y sepáralo. A pesar de que te parezca demasiado líquida, suele espesar bastante al enfriar.
Coge los frascos que tendrás limpios previamente. Si lo consideras necesario puedes esterilizarlos. Yo los he limpiado bien con jabón y los he secado con un trapo limpio. Rellena los tarros y ciérralos.
En cuanto puedas mételos al frigorífico. En cuanto baje la temperatura de la mermelada, mételos en el congelador. Cuando la necesites, saca un frasco y coge con una cuchara lo que te haga falta. Vuelve a guardar en el congelador inmediatamente. Para mí es la mejor manera de conservar la mermelada casera. La manera tradicional, esterilizando los frascos, obliga a comerse la mermelada rápidamente una vez abierto un frasco. Debido a que no tiene conservantes, una vez abierta pierde la protección de la esterilización. Acostumbrados como estamos a las conservas industriales que duran mucho tiempo, a veces, nos despistamos con las mermeladas caseras y, en mi caso, una de mis hijas tuvo una pequeña reacción alérgica porque la mermelada se había pasado. Desde que la congelo, no nos ha vuelto a suceder.
Quizá con más detalle en el post en que expliqué el truco de congelar las mermeladas:
(*) Esta vez he dado vueltas alrededor de media hora y ha sido suficiente. En algún caso puede que te lleve más. Supongo que depende de la consistencia de las moras y de la cantidad de jugo
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