Ya os he hablado más de una vez de ese juego que mantengo con un amigo al que llamamos “el reto” y que consiste en localizar dónde se ha sacado la foto que el otro le envía el último día del mes anterior. Tenemos todo un mes para localizar el lugar y enviar en respuesta una foto similar sacada desde ese lugar (más o menos). Algunas veces hemos adornado más o menos la foto, él con algún texto de algún libro que tuviera relación con la foto y yo con algún texto novelesco inventado que le ayudara a localizar el lugar. Debo reconocer que últimamente no nos esmeramos mucho pero al releer algunos de los del principio me he quedado con este en el que le propuse esta foto y un par más de regalo. El lugar se conoce como minas de Arditurri, en Oiartzun, y las minas estuvieron en funcionamiento desde la época de los romanos, o puede que incluso antes, hasta el año 1984 en que se cerró la explotación. Actualmente se pueden realizar visitas guiadas y para ello debes colocarte un casco como precaución.
Las fotos iban acompañadas de un texto que os voy a suministrar porque mi compañero me siguió el juego y creo que os podría gustar. En amarillo escribiré mi parte, en naranja la suya y en blanco las explicaciones que considere oportunas.
“Si te pareció peligroso el anterior reto, el que te propongo te obligará a acercarte al final de las tierras que conoces para adentrarte en los dominios de la Diosa Mari. Y sabiendo que no todos los días son igual de propicios, no harías mal en consultar con los hados para obtener el mayor provecho de esta aventura. Pon especial atención en solicitar la clemencia del tiempo pues, como pudiste comprobar en tu anterior aventura, las hadas no se muestran cuando arrecia la lluvia.
No me parecería mala idea que, por si las cartas fueran mal dadas, comenzaras la aventura con el estómago lleno. Si quieres probar manjar de dioses, no harías mal en hacer un alto en el camino en el mesón Zuberoa. Eso sí, lleva la bolsa llena, porque según me han contado, el manjar de dioses se paga a precio de dioses. Aunque, desconociendo el alcance de tu fortuna, quizá debas contentarte con llenar tus alforjas en cualquiera de los mesones del camino. Después de bien comido, podrás lanzarte a la aventura con más alegría.
Deberás acompañar un río, en el que las lamias peinaban sus largos cabellos dorados, hasta llegar a las faldas de las montañas que representan a la mujer dormida (*). Son estas aguas más humildes que las del reto anterior, ya que no se dirigen a la capital sino que acabarán sus días en la bahía que tanto te gustó. Llegarás al lugar en el que durante dos mil años, los hombres han sacado tesoros de las entrañas de la tierra, hasta haber convertido estas montañas en una maraña de enormes agujeros en los que podría tener cabida la morada de un dragón. Este es tu destino.
Mira hacia arriba y contemplarás absorto el contorno de las montañas en las que anidan enormes aves que surcan los cielos en círculos mientras vigilan el suelo en busca de animales muertos con los que alimentarse. No representan un peligro para ti (salvo que estés muerto “de miedo”), así que, si tienes suerte, podrás admirarlas en todo su esplendor. Podrías encontrar un guía, pero deberás informarte bien porque estos bellacos no entienden que es de buenos cristianos trabajar todos los días de la semana salvo el día del Señor. Si consigues, por tanto, contratar un guía, podrás penetrar en la tierra, para sorprenderte con el poder de los hombres y enanos en colaboración, capaces de horadar la tierra con agujeros de tales proporciones que podrían competir con muchas de las cuevas que ha creado la madre naturaleza. Una advertencia: no sustraigas ningún tesoro de la caverna, pues la maldición de los enanos podría caer sobre ti.
No tengo ninguna prueba tangible que me de fe de tus gestas y no sé si creer las hazañas que se cuentan sobre ti. Si consiguieras penetrar en las entrañas de la tierra, y me trajeras una prueba que te mostrara convenientemente pertrechado como valiente caballero de las profundidades, creería en ti y podría añadir esta gesta a los cantos que pienso componer en tu honor.
Podrás recorrer los alrededores en los que encontrarás, también, senderos que penetran en la tierra por doquier. Podrás acompañar al río, para asombrarte con sus cabriolas y disminuir la añoranza de tu río Piedra. Debo advertirte, no obstante, que es éste un lugar muy apreciado por los lugareños, especialmente los días calurosos en que no hay que trabajar, por lo que si vas en busca de solaz y sosiego será necesario que escojas bien el día.
Y cuando te hayas mareado de tanta maravilla, podrás regresar. Cuéntame lo que has visto y yo lo cantaré.
(*) para verlo bien, tienes que contemplarlas desde el lado opuesto.
Otros lugares que puedes ver...
PD: la foto de “puedes ver” no constituye realmente el reto, sólo es una muestra de lo que puedes encontrar si buscas. Podía haberte enviado más muestras, pero te dejo a ti que las descubras”
Parece que no tuvo suerte en el primer intento.
Esta mañana he hecho un intento de aproximación y me he perdido con GPS y todo. Pero ya sé por dónde NO se va.
Debo reconocer que si no se sabe el camino te puedes perder.
¿Has seguido las indicaciones del bardo? ¿Has pasado por el mesón Zuberoa?
Nota: en aquella época era un mesón, en esta época es un restaurante con alguna estrella Michelín,
No he pasado por el Zuberoa esta mañana. Ya comí (y bien) hace poco.
Mi rodar por los caminos es libre (¿!Quién es el bardo para mandarme por dónde pasar!?). Estaba esta mañana tan aburrido sin mi ordenador nuevo, que he salido a la desesperada por mucho que llovía. Pero el ansia no es buena consejera.
Y no es MinasTirith sino las minas de Moria. Y al llegar a la puerta para que se abra, a la luz de la luna hay que gritar "amigo" en elfo. Si no, de las aguas de la charca, un pulpo te atacará.
Desde luego que no es nadie el bardo para decirte por dónde ni cuándo ir, pero si luego no alcanzas el objetivo, no te quejes. Te comentó que no era aconsejable ir con mal tiempo y no le creíste, te aconsejó por dónde ir y no le hiciste caso… ¡Cómo ibas a llegar!
Y no harías mal en hacer caso al bardo, que tiene más experiencia que tú en andar por esos caminos de Dios y no quiere que te pierdas…
Aunque el bardo te sugirió otro itinerario, vista tu afición a perderte, te recomiendo que tomes el recorrido oficial, que pasa por el centro del pueblo. No te vendría mal conocer algo de vocabulario en la lengua del lugar por si te fuera necesario preguntar a los lugareños y, ya que el objetivo merece la pena, lo que buscas lo llaman “meategia” (**).
Llegué al lugar y allí había runas explicando la historia de las minas de Moria. Y aunque no soy bardo que cante melodiosamente la gesta de los enanos, mi prosa modesta honra su memoria:
Aquí me añadió un trozo bastante extenso sobre el Señor de los Anillos en el que mezcla las minas de Arditurri con las Minas de Moria.
De todas formas, no me has enviado la prueba de que entraste en las entrañas de la tierra convenientemente pertrechado como caballero de las profundidades (***), por lo que no puedo considerarlo como conseguido. No podré cantarlo.
¿Fuiste osado o sólo te aventuraste hasta donde te obligó el reto? ¿Llegaste hasta la torre o sólo hasta donde yo te marqué?
No penetré en las entrañas de Moria, porque me da miedo el Balrog!
Quizás, si logro un ejército de enanos, osaré adentrarme en los laberintos y pasadizos para recoger mirthril. Seguro que tú no lo conseguiste.
Mañana, Sauron mediante, te enviaré una foto de la torre, habitada por una elfa (no muy alta).
¿Es posible que no te atrevieses a darle la vuelta? El Elfo/a no te hubiera hecho daño, aunque, tal vez, te hubieras llevado un conjuro. Son un poco brujos.
Repites y repites que son las entrañas de Moria… yo, que allí estuve, te aseguro que no lo son. No debes tener miedo, el Balrog no vive allí. Incluso Miren no temió. Si un osado caballero teme lo que no da miedo a una niña de once años, ¿de qué nos podrá proteger? ¿Cuándo podremos acudir a él? ¿No nos valdría más, acaso, pedirle a la niña de once años que nos salvara?
(**) Meategia significa mina en euskera
(***) Me refería a una foto dentro de la mina con el casco puesto
Las fotos iban acompañadas de un texto que os voy a suministrar porque mi compañero me siguió el juego y creo que os podría gustar. En amarillo escribiré mi parte, en naranja la suya y en blanco las explicaciones que considere oportunas.
“Si te pareció peligroso el anterior reto, el que te propongo te obligará a acercarte al final de las tierras que conoces para adentrarte en los dominios de la Diosa Mari. Y sabiendo que no todos los días son igual de propicios, no harías mal en consultar con los hados para obtener el mayor provecho de esta aventura. Pon especial atención en solicitar la clemencia del tiempo pues, como pudiste comprobar en tu anterior aventura, las hadas no se muestran cuando arrecia la lluvia.
No me parecería mala idea que, por si las cartas fueran mal dadas, comenzaras la aventura con el estómago lleno. Si quieres probar manjar de dioses, no harías mal en hacer un alto en el camino en el mesón Zuberoa. Eso sí, lleva la bolsa llena, porque según me han contado, el manjar de dioses se paga a precio de dioses. Aunque, desconociendo el alcance de tu fortuna, quizá debas contentarte con llenar tus alforjas en cualquiera de los mesones del camino. Después de bien comido, podrás lanzarte a la aventura con más alegría.
Deberás acompañar un río, en el que las lamias peinaban sus largos cabellos dorados, hasta llegar a las faldas de las montañas que representan a la mujer dormida (*). Son estas aguas más humildes que las del reto anterior, ya que no se dirigen a la capital sino que acabarán sus días en la bahía que tanto te gustó. Llegarás al lugar en el que durante dos mil años, los hombres han sacado tesoros de las entrañas de la tierra, hasta haber convertido estas montañas en una maraña de enormes agujeros en los que podría tener cabida la morada de un dragón. Este es tu destino.
Mira hacia arriba y contemplarás absorto el contorno de las montañas en las que anidan enormes aves que surcan los cielos en círculos mientras vigilan el suelo en busca de animales muertos con los que alimentarse. No representan un peligro para ti (salvo que estés muerto “de miedo”), así que, si tienes suerte, podrás admirarlas en todo su esplendor. Podrías encontrar un guía, pero deberás informarte bien porque estos bellacos no entienden que es de buenos cristianos trabajar todos los días de la semana salvo el día del Señor. Si consigues, por tanto, contratar un guía, podrás penetrar en la tierra, para sorprenderte con el poder de los hombres y enanos en colaboración, capaces de horadar la tierra con agujeros de tales proporciones que podrían competir con muchas de las cuevas que ha creado la madre naturaleza. Una advertencia: no sustraigas ningún tesoro de la caverna, pues la maldición de los enanos podría caer sobre ti.
No tengo ninguna prueba tangible que me de fe de tus gestas y no sé si creer las hazañas que se cuentan sobre ti. Si consiguieras penetrar en las entrañas de la tierra, y me trajeras una prueba que te mostrara convenientemente pertrechado como valiente caballero de las profundidades, creería en ti y podría añadir esta gesta a los cantos que pienso componer en tu honor.
Podrás recorrer los alrededores en los que encontrarás, también, senderos que penetran en la tierra por doquier. Podrás acompañar al río, para asombrarte con sus cabriolas y disminuir la añoranza de tu río Piedra. Debo advertirte, no obstante, que es éste un lugar muy apreciado por los lugareños, especialmente los días calurosos en que no hay que trabajar, por lo que si vas en busca de solaz y sosiego será necesario que escojas bien el día.
Y cuando te hayas mareado de tanta maravilla, podrás regresar. Cuéntame lo que has visto y yo lo cantaré.
(*) para verlo bien, tienes que contemplarlas desde el lado opuesto.
Otros lugares que puedes ver...
PD: la foto de “puedes ver” no constituye realmente el reto, sólo es una muestra de lo que puedes encontrar si buscas. Podía haberte enviado más muestras, pero te dejo a ti que las descubras”
Parece que no tuvo suerte en el primer intento.
Esta mañana he hecho un intento de aproximación y me he perdido con GPS y todo. Pero ya sé por dónde NO se va.
Debo reconocer que si no se sabe el camino te puedes perder.
¿Has seguido las indicaciones del bardo? ¿Has pasado por el mesón Zuberoa?
Nota: en aquella época era un mesón, en esta época es un restaurante con alguna estrella Michelín,
No he pasado por el Zuberoa esta mañana. Ya comí (y bien) hace poco.
Mi rodar por los caminos es libre (¿!Quién es el bardo para mandarme por dónde pasar!?). Estaba esta mañana tan aburrido sin mi ordenador nuevo, que he salido a la desesperada por mucho que llovía. Pero el ansia no es buena consejera.
Y no es MinasTirith sino las minas de Moria. Y al llegar a la puerta para que se abra, a la luz de la luna hay que gritar "amigo" en elfo. Si no, de las aguas de la charca, un pulpo te atacará.
Desde luego que no es nadie el bardo para decirte por dónde ni cuándo ir, pero si luego no alcanzas el objetivo, no te quejes. Te comentó que no era aconsejable ir con mal tiempo y no le creíste, te aconsejó por dónde ir y no le hiciste caso… ¡Cómo ibas a llegar!
Y no harías mal en hacer caso al bardo, que tiene más experiencia que tú en andar por esos caminos de Dios y no quiere que te pierdas…
Aunque el bardo te sugirió otro itinerario, vista tu afición a perderte, te recomiendo que tomes el recorrido oficial, que pasa por el centro del pueblo. No te vendría mal conocer algo de vocabulario en la lengua del lugar por si te fuera necesario preguntar a los lugareños y, ya que el objetivo merece la pena, lo que buscas lo llaman “meategia” (**).
Llegué al lugar y allí había runas explicando la historia de las minas de Moria. Y aunque no soy bardo que cante melodiosamente la gesta de los enanos, mi prosa modesta honra su memoria:
Aquí me añadió un trozo bastante extenso sobre el Señor de los Anillos en el que mezcla las minas de Arditurri con las Minas de Moria.
De todas formas, no me has enviado la prueba de que entraste en las entrañas de la tierra convenientemente pertrechado como caballero de las profundidades (***), por lo que no puedo considerarlo como conseguido. No podré cantarlo.
¿Fuiste osado o sólo te aventuraste hasta donde te obligó el reto? ¿Llegaste hasta la torre o sólo hasta donde yo te marqué?
No penetré en las entrañas de Moria, porque me da miedo el Balrog!
Quizás, si logro un ejército de enanos, osaré adentrarme en los laberintos y pasadizos para recoger mirthril. Seguro que tú no lo conseguiste.
Mañana, Sauron mediante, te enviaré una foto de la torre, habitada por una elfa (no muy alta).
¿Es posible que no te atrevieses a darle la vuelta? El Elfo/a no te hubiera hecho daño, aunque, tal vez, te hubieras llevado un conjuro. Son un poco brujos.
Repites y repites que son las entrañas de Moria… yo, que allí estuve, te aseguro que no lo son. No debes tener miedo, el Balrog no vive allí. Incluso Miren no temió. Si un osado caballero teme lo que no da miedo a una niña de once años, ¿de qué nos podrá proteger? ¿Cuándo podremos acudir a él? ¿No nos valdría más, acaso, pedirle a la niña de once años que nos salvara?
(**) Meategia significa mina en euskera
(***) Me refería a una foto dentro de la mina con el casco puesto
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