No sé si puedo resultar presuntuosa hablando de este tema porque no soy profesional de la salud pero teniendo en cuenta que tengo menos problemas que la mayoría de las mujeres de mi edad, debería pensar que, aunque mi genética tenga influencia, algo he hecho bien en mi vida a favor de mi salud (*). Voy a intentar daros algunos consejos que creo me han ayudado.
Cuando somos jóvenes creemos que podemos hacer muchas barbaridades de las que nos recuperamos relativamente bien pero lo que no sabemos es que, normalmente, eso se acaba pagando cuando se llega a cierta edad. Los errores que cometimos con nuestro cuerpo se reflejan en él. Si eres joven, recuerda que tu cuerpo es para toda tu vida, cuídalo porque no tienes otro.
1.- No hagas daño a tu cuerpo.
¿Qué es lo que puede hacer daño a nuestro cuerpo? Por supuesto, todo aquello que habéis pensado: drogas, alcohol, tabaco,… Os diría que no fuméis una primera vez y os evitaréis muchos problemas después. Con las drogas, lo mismo, mejor no tocarlas. Seguir los consejos del médico para la medicación e intentar no automedicaros y, respecto al alcohol… mis hijas os dirían que es posible no beber alcohol, pero yo suelo abrir una botella de vino el fin de semana y hasta que se acabe. El resto de la semana se puede beber agua, caldos o infusiones para hidratar nuestro cuerpo. Si os gustan las bebidas gaseosas o azucaradas, podéis hacer como yo con el alcohol, dejarlas para el fin de semana ¡Ah! Y controlar el consumo de café.
2.- Necesitamos comer para reponer los desgastes de nuestro cuerpo y, además, comer puede ser placentero pero no dispongamos nuestra vida alrededor de la comida. Deberíamos comer con medida pero sin necesidad de contar calorías. No pasa nada si alguna vez comes más de la cuenta pero que no se convierta en hábito.
Socializar es una costumbre estupenda para el alma pero no siempre lo es para el cuerpo, sobre todo si se hace alrededor de una mesa, ya que no sé por qué razón tendemos a comer demasiado. Si ocurre una vez a la semana, quizá no sea un problema pero si se repite a menudo, posiblemente nuestro peso se resienta (**).
De la misma forma que llamo la atención sobre socializar, te aconsejo que no comas solo. Yo como, normalmente, en el comedor del trabajo con un grupo de personas que en época de vacaciones puede disminuir en número. Yo suelo decir que “prefiero comer mal acompañada que sola” parafraseando ese dicho que dice “mejor solo que mal acompañado”, así que si me quedo sola, me uno a otro grupo que conozca.
La vida puede ser muy estresante, intenta no calmar tu estrés mediante la comida. Toma infusiones relajantes, consulta con algún profesional, haz yoga, queda con algún amigo para consultar, piensa en soluciones para tus problemas y si las encuentras ponte a ello,… pero sobre todo no utilices la comida para liberarte de esa sensación de nerviosismo. Pondrás en marcha un mecanismo del que te costará escapar.
No sabría qué decir de las dietas porque no he seguido ninguna pero sí que he visto lo que ha pasado con amigas mías. Lo mejor es conseguir mantenerse en un peso que resulte cómodo aunque no sea el que indican las revistas de moda. Cinco o diez kilos más que el peso ideal no deberían ser un problema pero hay que empezar a preocuparse cuando se pasa de ahí. Sobre todo hay que analizar qué es lo que se está haciendo mal e intentar reconducir la situación, consultar con un profesional y cambiar de hábitos. Lo más peligroso es entrar en esa espiral de subir y bajar de peso que causa estragos en nuestro cuerpo.
Antes se decía que comieras de todo y ahora se dice que eso no es correcto porque hay demasiado para escoger. Creo que el consejo sigue vigente si se considera que “todo” se refiere a los elementos de base: cereales / verduras, frutas y legumbres / carne, pescado y leche / grasas y aceites. Aunque no debemos comerlos en la misma proporción, supongo que todos conocéis la pirámide de los alimentos que nos ayudan a equilibrar nuestro menú. Lo que sí creo que es importante, salvo contraindicación médica (***), es comer variado, de esta forma evitaremos carencias de algunos elementos, excesos de otros y nuestra dieta será memos aburrida.
Consume alimentos frescos con preferencia a alimentos preparados. Cocina, puede ser muy divertido y gratificante. Hay muchísimos programas y libros de cocina que te enseñan recetas prácticas y sabrosas que te llevarán poco tiempo.
Quería hacer una anotación sobre el postre. Antes, como mucho, se tomaba una pieza de fruta de postre pero ahora se toman más habitualmente postres dulces. Hace tiempo que tomo la pieza de fruta alrededor de una hora antes de comer y después no tomo postre. El postre debería dejarse para días especiales. En ocasiones es a media mañana o a media tarde cuando me doy el gusto de tomar algo dulce.
3.- Tu cuerpo necesita dormir para reponerse. No dormir lo suficiente supondrá que te encuentres cansado y posiblemente, algunas de las alteraciones que tu cuerpo sufre, incluso aumentar de peso, podrían estar causadas por esta razón. Acostarte siempre a la misma hora puede ayudarte si tienes problemas de sueño, también puedes contar con hierbas e infusiones relajantes.
4.- Haz ejercicio. No hace falta que sea un ejercicio muy fuerte pero sí constante y rutinario. Si puedes, deja el coche y utiliza el transporte público, te obligará a andar más a diario. Al menos un par de veces por semana realiza alguna actividad física que se adapte a tus capacidades y a tus gustos. Es importante que disfrutes realizándola, así será más difícil que encuentres razones para abandonar pero tampoco es necesario que vivas en el gimnasio como algunas personas que conozco.
Creo que así se resumen mis ideas sobre cómo hay que cuidar el cuerpo para llegar a la madurez en plenitud. Hay aspectos que no podemos controlar y la genética nos puede jugar malas pasadas pero de esta forma nuestro cuerpo estará en las mejores condiciones posibles.
(*) Mido 1,55 m, peso unos 53 Kg y me encuentro bien. No he seguido dietas para bajar de peso y con los cambios propios de mi vida, salvo embarazos, la diferencia máxima de peso ha sido de unos 5 Kg. No tengo báscula en casa, ni me peso habitualmente, salvo en la revisión médica que nos hacen en el trabajo cada dos años. No he fumado nunca y tampoco he consumido drogas (salvo las que me ha recetado el médico o alguna que me he automedicado para dolores de cabeza o constipados, básicamente), no puedo decir que nunca he bebido alcohol pero sí que jamás me he emborrachado. Mi padre, que fumaba mucho, me decía que no lo hiciera porque cuando quisiera dejarlo me costaría mientras mis amigas, que fumaban, me animaban a que también lo hiciera porque “no pasaba nada”. A los grupos de jóvenes les tranquiliza que todos compartan ciertos hábitos. Me pareció más sensato lo que me proponía mi padre porque no veía qué me podía aportar fumar… Nunca he podido dejar de fumar... porque nunca he fumado, de lo cual me alegro. Supongo que fui una joven responsable.
(**) Mi mayor preocupación con el peso es el riesgo para la salud. El exceso importante de peso somete a todos los órganos, a los huesos, a los músculos,... a todo el cuerpo a un esfuerzo continuado que acaba pasando factura antes o después.
(***) Obviamente, los celíacos, por ejemplo, no deberían comer alimentos con gluten, por mucho que sean recomendables para los demás. Lo mismo para cualquier otra patología que impida comer algún alimento o grupo de alimentos.
Cuando somos jóvenes creemos que podemos hacer muchas barbaridades de las que nos recuperamos relativamente bien pero lo que no sabemos es que, normalmente, eso se acaba pagando cuando se llega a cierta edad. Los errores que cometimos con nuestro cuerpo se reflejan en él. Si eres joven, recuerda que tu cuerpo es para toda tu vida, cuídalo porque no tienes otro.
1.- No hagas daño a tu cuerpo.
¿Qué es lo que puede hacer daño a nuestro cuerpo? Por supuesto, todo aquello que habéis pensado: drogas, alcohol, tabaco,… Os diría que no fuméis una primera vez y os evitaréis muchos problemas después. Con las drogas, lo mismo, mejor no tocarlas. Seguir los consejos del médico para la medicación e intentar no automedicaros y, respecto al alcohol… mis hijas os dirían que es posible no beber alcohol, pero yo suelo abrir una botella de vino el fin de semana y hasta que se acabe. El resto de la semana se puede beber agua, caldos o infusiones para hidratar nuestro cuerpo. Si os gustan las bebidas gaseosas o azucaradas, podéis hacer como yo con el alcohol, dejarlas para el fin de semana ¡Ah! Y controlar el consumo de café.
2.- Necesitamos comer para reponer los desgastes de nuestro cuerpo y, además, comer puede ser placentero pero no dispongamos nuestra vida alrededor de la comida. Deberíamos comer con medida pero sin necesidad de contar calorías. No pasa nada si alguna vez comes más de la cuenta pero que no se convierta en hábito.
Socializar es una costumbre estupenda para el alma pero no siempre lo es para el cuerpo, sobre todo si se hace alrededor de una mesa, ya que no sé por qué razón tendemos a comer demasiado. Si ocurre una vez a la semana, quizá no sea un problema pero si se repite a menudo, posiblemente nuestro peso se resienta (**).
De la misma forma que llamo la atención sobre socializar, te aconsejo que no comas solo. Yo como, normalmente, en el comedor del trabajo con un grupo de personas que en época de vacaciones puede disminuir en número. Yo suelo decir que “prefiero comer mal acompañada que sola” parafraseando ese dicho que dice “mejor solo que mal acompañado”, así que si me quedo sola, me uno a otro grupo que conozca.
La vida puede ser muy estresante, intenta no calmar tu estrés mediante la comida. Toma infusiones relajantes, consulta con algún profesional, haz yoga, queda con algún amigo para consultar, piensa en soluciones para tus problemas y si las encuentras ponte a ello,… pero sobre todo no utilices la comida para liberarte de esa sensación de nerviosismo. Pondrás en marcha un mecanismo del que te costará escapar.
No sabría qué decir de las dietas porque no he seguido ninguna pero sí que he visto lo que ha pasado con amigas mías. Lo mejor es conseguir mantenerse en un peso que resulte cómodo aunque no sea el que indican las revistas de moda. Cinco o diez kilos más que el peso ideal no deberían ser un problema pero hay que empezar a preocuparse cuando se pasa de ahí. Sobre todo hay que analizar qué es lo que se está haciendo mal e intentar reconducir la situación, consultar con un profesional y cambiar de hábitos. Lo más peligroso es entrar en esa espiral de subir y bajar de peso que causa estragos en nuestro cuerpo.
Antes se decía que comieras de todo y ahora se dice que eso no es correcto porque hay demasiado para escoger. Creo que el consejo sigue vigente si se considera que “todo” se refiere a los elementos de base: cereales / verduras, frutas y legumbres / carne, pescado y leche / grasas y aceites. Aunque no debemos comerlos en la misma proporción, supongo que todos conocéis la pirámide de los alimentos que nos ayudan a equilibrar nuestro menú. Lo que sí creo que es importante, salvo contraindicación médica (***), es comer variado, de esta forma evitaremos carencias de algunos elementos, excesos de otros y nuestra dieta será memos aburrida.
Consume alimentos frescos con preferencia a alimentos preparados. Cocina, puede ser muy divertido y gratificante. Hay muchísimos programas y libros de cocina que te enseñan recetas prácticas y sabrosas que te llevarán poco tiempo.
Quería hacer una anotación sobre el postre. Antes, como mucho, se tomaba una pieza de fruta de postre pero ahora se toman más habitualmente postres dulces. Hace tiempo que tomo la pieza de fruta alrededor de una hora antes de comer y después no tomo postre. El postre debería dejarse para días especiales. En ocasiones es a media mañana o a media tarde cuando me doy el gusto de tomar algo dulce.
3.- Tu cuerpo necesita dormir para reponerse. No dormir lo suficiente supondrá que te encuentres cansado y posiblemente, algunas de las alteraciones que tu cuerpo sufre, incluso aumentar de peso, podrían estar causadas por esta razón. Acostarte siempre a la misma hora puede ayudarte si tienes problemas de sueño, también puedes contar con hierbas e infusiones relajantes.
4.- Haz ejercicio. No hace falta que sea un ejercicio muy fuerte pero sí constante y rutinario. Si puedes, deja el coche y utiliza el transporte público, te obligará a andar más a diario. Al menos un par de veces por semana realiza alguna actividad física que se adapte a tus capacidades y a tus gustos. Es importante que disfrutes realizándola, así será más difícil que encuentres razones para abandonar pero tampoco es necesario que vivas en el gimnasio como algunas personas que conozco.
Creo que así se resumen mis ideas sobre cómo hay que cuidar el cuerpo para llegar a la madurez en plenitud. Hay aspectos que no podemos controlar y la genética nos puede jugar malas pasadas pero de esta forma nuestro cuerpo estará en las mejores condiciones posibles.
(*) Mido 1,55 m, peso unos 53 Kg y me encuentro bien. No he seguido dietas para bajar de peso y con los cambios propios de mi vida, salvo embarazos, la diferencia máxima de peso ha sido de unos 5 Kg. No tengo báscula en casa, ni me peso habitualmente, salvo en la revisión médica que nos hacen en el trabajo cada dos años. No he fumado nunca y tampoco he consumido drogas (salvo las que me ha recetado el médico o alguna que me he automedicado para dolores de cabeza o constipados, básicamente), no puedo decir que nunca he bebido alcohol pero sí que jamás me he emborrachado. Mi padre, que fumaba mucho, me decía que no lo hiciera porque cuando quisiera dejarlo me costaría mientras mis amigas, que fumaban, me animaban a que también lo hiciera porque “no pasaba nada”. A los grupos de jóvenes les tranquiliza que todos compartan ciertos hábitos. Me pareció más sensato lo que me proponía mi padre porque no veía qué me podía aportar fumar… Nunca he podido dejar de fumar... porque nunca he fumado, de lo cual me alegro. Supongo que fui una joven responsable.
(**) Mi mayor preocupación con el peso es el riesgo para la salud. El exceso importante de peso somete a todos los órganos, a los huesos, a los músculos,... a todo el cuerpo a un esfuerzo continuado que acaba pasando factura antes o después.
(***) Obviamente, los celíacos, por ejemplo, no deberían comer alimentos con gluten, por mucho que sean recomendables para los demás. Lo mismo para cualquier otra patología que impida comer algún alimento o grupo de alimentos.
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