Ya sé que no es época de moras, pero como dejaré aquí la receta, aquí la encontraréis el año que viene cuando podáis ir a recogerlas y después de comeros un buen puñado, penséis: ¿Qué podría hacer con las que quedan? ¡Mermelada de moras!
Necesitaréis una buena cantidad pero para ello sólo tendréis que encontrar un buen lugar lleno de moras por el que no pase mucha gente. Ahora tampoco es tan difícil, los chavales no van al monte a coger moras y, aunque son gratis, los pinchos disuaden a más de uno. Así que ¡ánimo!
Doy por hecho que habéis conseguido un montón de moras. Debéis pesarlas. Yo reservo unos 750 gr de azúcar por cada kilo de moras. Preparo una cazuela que pongo al fuego. Lavo y escurro las moras y las meto en la cazuela que estará a fuego bajo. Añado el azúcar, pero no todo lo que tengo reservado. ¿Por qué? Porque no siempre las moras están igual de dulces, ni jugosas, así que guardo parte del azúcar por si fuera necesario rectificar más tarde. Deberéis dar vueltas y más vueltas con un cucharón o una espátula de madera. Aunque tampoco es necesario que lo hagáis de manera continuada. Se trata de que no se pegue y que el calor llegue a todo por igual. Veréis que va soltando el jugo mientras se rompen las moras. No tengáis prisa. Tranquilamente os puede llevar alrededor de 1 hora.
A veces, la mezcla queda demasiado caldosa, por ejemplo en años que ha hecho calor pero ha llovido bastante, sin embargo, otras veces quizá tengáis que añadir algún líquido para que no quede tan denso. Si ha quedado caldosa, retirad parte del líquido, quizá más tarde os haga falta. Si es demasiado densa, probad la mezcla: si está demasiado dulce añadir un poco de agua y zumo de limón, si no, será suficiente con añadir un poco de agua. Necesitáis un pasapuré para eliminar la piel y, sobre todo, las semillas. A veces es necesario añadir líquido para poder conseguir el puré: si tenéis líquido retirado, utilizadlo, si no, seguir el truco que os he dado antes. El puré resultante, se pondrá en otra cazuela. Es el momento de probar de nuevo y rectificar el punto de azúcar y acidez. El zumo de limón no mata el dulzor, pero siempre que no sea excesivo, atenúa la sensación y deja un agradable sabor agridulce que va muy bien a la mermelada de mora.
Dejamos templar un poco la mezcla mientras limpiamos bien los recipientes con tapa que vayamos a utilizar. Algunos años he esterilizado los frascos en la olla a presión para que duren mucho tiempo. Pero, cuando el frasco se abre… al no tener conservantes, no dura tanto como las mermeladas comerciales. Si tenemos el frasco demasiado tiempo sin consumir, su consumo puede provocar alguna intoxicación leve. En el caso de que tenga mal aspecto debemos desecharla de inmediato. Después de un pequeño susto en mi familia, pensé en otra solución. Desde entonces guardo la mermelada en el congelador. Cuando la necesito, cojo con una cuchara lo que quiero y la vuelvo a guardar. Como no tiene demasiado líquido, se saca con una cuchara de forma relativamente fácil y se descongela en un santiamén.
En cuanto empiece la temporada de moras podrás tener una estupenda mermelada de moras en casa.
La mayoría de las mermeladas se hace de forma parecida.
Un consejo: no cojáis las moras que están de cintura para abajo, para evitar las que están a mala altura
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