No me he podido reprimir, así que
me he acercado a Donibane para ver si con un poco de suerte podía encontrarla.
Debe ser que después de comer echa la siesta, preferiblemente al sol. ¡Qué
cosita más tierna!
Parecía de terciopelo. Apenas se ha movido, sólo su pecho
subía y bajaba al ritmo de su respiración.
He sacado alguna foto sin
molestarla. ¡A que es muy graciosa!
De paso, he aprovechado para sacar alguna foto del pueblo y documentar de forma gráfica mi post anterior.
Así, podréis ver las alegres fachadas de las casas de la plaza de Donibane.
Y en esta otra foto, la entrada
del puerto y parte de San Pedro. La barca verde que veis, es una de las que
hace el trayecto entre las dos orillas.
Si venís a Guipúzcoa, una visita
francamente recomendable: Pasai San Pedro y, sobre todo, Pasai Donibane.
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