La ruta de los tres templos es una hermosa propuesta. Repartidos por Guipúzcoa, su visita te permitirá conocer gran parte del interior de esta provincia.
Cada uno de ellos tiene su personalidad y son muy diferentes entre sí: barroco para el Santuario de Loyola, románico para la Ermita de Santa María la Antigua y contemporáneo para el Santuario de Aránzazu. Te aconsejo realizar la visita en ese orden.
En la localidad de Azpeitia, encontrarás el Santuario de Loyola, del s. XVII. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y patrón de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, nació en la casa-torre en 1941. Posteriormente, fue levantado en su honor este Santuario que cuenta con una hermosa cúpula. En Azpeitia, también podrás visitar el Museo del ferrocarril.
El interior de la cúpula.
Si desde aquí te diriges a Zumárraga, podrás encontrar la Ermita de La Antigua. La historia de su construcción se mezcla con la mitología al contarnos que los orificios de la roca que está junto a la entrada fueron hechos por los Gentiles (un tipo de gigantes de la mitología vasca) al manipularlas. Su interior es de piedra y madera. Todo el techado es un hermoso entramado de vigas de madera. Esta localidad y alrededores están íntimamente ligados al hierro. En el cercano pueblo de Legazpia, podrás visitar la ferrería de Mirandaola, del s. XV, que los domingos por la mañana pone en marcha el fuelle y el martillo pilón como antaño: con la fuerza del agua.
Desde allí deberás dirigirte hacia Oñati.
A los pies del parque natural de Aizkorri-Aratz en un paraje de agreste belleza, encontrarás el Santuario de Aránzazu , la patrona de Guipúzcoa (junto a San Ignacio). Un edificio impresionante que se empezó a construir en 1950 con la idea de los arquitectos Sáenz de Oiza y Luis Laorga. Colaboraron artistas de talla mundial: podréis admirar las puertas de hierro de Chillida o los 13 apóstoles en piedra de Oteiza o las pinturas de la cripta de Nestor Basterretxea o las pinturas del ábside de Lucio Muñoz.
Las torres están cubiertas con piedra caliza en forma de punta de diamante creando un efecto sorprendente.
Aquí algún niño perdió su balón azul.
Desde allí podrás visitar la cueva de Arrikrutz en la que se han encontrado importantes restos paleontológicos (si tienes intención de visitarlas, infórmate con antelación en Internet o en la oficina de Turismo de Oñati) o la ermita de Sandaili (o San Elías) construida dentro de una cueva. Los vecinos atribuían diferentes poderes a las aguas de la ermita.
La ermita de Sandaili.
Si te gusta andar por el monte, podrás acercarte a las campas de Urbía. Es un paseo relativamente fácil que puede llevarte alrededor de una hora (y otra de vuelta) más lo que te entretengas en las campas. Incluso, si eres más montañero, podrías subir a Aizkorri, uno de los montes más altos y emblemáticos del País Vasco.
Cada uno de ellos tiene su personalidad y son muy diferentes entre sí: barroco para el Santuario de Loyola, románico para la Ermita de Santa María la Antigua y contemporáneo para el Santuario de Aránzazu. Te aconsejo realizar la visita en ese orden.
En la localidad de Azpeitia, encontrarás el Santuario de Loyola, del s. XVII. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y patrón de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, nació en la casa-torre en 1941. Posteriormente, fue levantado en su honor este Santuario que cuenta con una hermosa cúpula. En Azpeitia, también podrás visitar el Museo del ferrocarril.
El interior de la cúpula.
Si desde aquí te diriges a Zumárraga, podrás encontrar la Ermita de La Antigua. La historia de su construcción se mezcla con la mitología al contarnos que los orificios de la roca que está junto a la entrada fueron hechos por los Gentiles (un tipo de gigantes de la mitología vasca) al manipularlas. Su interior es de piedra y madera. Todo el techado es un hermoso entramado de vigas de madera. Esta localidad y alrededores están íntimamente ligados al hierro. En el cercano pueblo de Legazpia, podrás visitar la ferrería de Mirandaola, del s. XV, que los domingos por la mañana pone en marcha el fuelle y el martillo pilón como antaño: con la fuerza del agua.
Desde allí deberás dirigirte hacia Oñati.
A los pies del parque natural de Aizkorri-Aratz en un paraje de agreste belleza, encontrarás el Santuario de Aránzazu , la patrona de Guipúzcoa (junto a San Ignacio). Un edificio impresionante que se empezó a construir en 1950 con la idea de los arquitectos Sáenz de Oiza y Luis Laorga. Colaboraron artistas de talla mundial: podréis admirar las puertas de hierro de Chillida o los 13 apóstoles en piedra de Oteiza o las pinturas de la cripta de Nestor Basterretxea o las pinturas del ábside de Lucio Muñoz.
Las torres están cubiertas con piedra caliza en forma de punta de diamante creando un efecto sorprendente.
Aquí algún niño perdió su balón azul.
Desde allí podrás visitar la cueva de Arrikrutz en la que se han encontrado importantes restos paleontológicos (si tienes intención de visitarlas, infórmate con antelación en Internet o en la oficina de Turismo de Oñati) o la ermita de Sandaili (o San Elías) construida dentro de una cueva. Los vecinos atribuían diferentes poderes a las aguas de la ermita.
La ermita de Sandaili.
Si te gusta andar por el monte, podrás acercarte a las campas de Urbía. Es un paseo relativamente fácil que puede llevarte alrededor de una hora (y otra de vuelta) más lo que te entretengas en las campas. Incluso, si eres más montañero, podrías subir a Aizkorri, uno de los montes más altos y emblemáticos del País Vasco.
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