Ayer por la tarde, aprovechando que hacía un día estupendo, fuimos a buscar algo especial: la Concha de Jaizkibel. Es una curiosa formación con forma de concha, de características similares a otras formas de arenisca horadada que ya os he mostrado. Aparte de su forma, también el tamaño es peculiar. Por la información que había encontrado, estaba entre Gaztarrotz y el puerto de Erentzin, o sea, desde Gaztarrotz hacia el este.
Una casita perdida...
Jaizkibel está lleno de estas rocas horadadas... Bonitas muestras de encaje en roca...
Hemos escogido un sendero que nos ha llevado entre ambos lugares, con la idea de decidir cuando llegáramos si era hacia la izquierda o hacia la derecha (oeste o este). Nos ha parecido que era hacia la izquierda y como premio hemos llegado hasta allí.
El agua tenía un color precioso, digno de postal.
Para que os hagáis una idea del tamaño, ahí me tenéis como referencia.
Después hemos seguido hacia Gaztarrotz para volver.
Las hermosas y empinadas laderas que dan al mar.
Una hermosa roca vaciada...
Y ya hemos llegado a Gaztarrotz. El lado este de la costa, completamente invadido por gaviotas.
La roca que conocéis, desde el otro lado.
Una roca horadada que en nuestras anteriores visitas quedaba a desmano e inaccesible.
Y más encajes...
Sólo un pequeño inconveniente: los tábanos estaban terriblemente pesados… Todavía no me puedo creer que conseguí librarme de sus temibles picaduras.
Una casita perdida...
Jaizkibel está lleno de estas rocas horadadas... Bonitas muestras de encaje en roca...
Hemos escogido un sendero que nos ha llevado entre ambos lugares, con la idea de decidir cuando llegáramos si era hacia la izquierda o hacia la derecha (oeste o este). Nos ha parecido que era hacia la izquierda y como premio hemos llegado hasta allí.
El agua tenía un color precioso, digno de postal.
Para que os hagáis una idea del tamaño, ahí me tenéis como referencia.
Después hemos seguido hacia Gaztarrotz para volver.
Las hermosas y empinadas laderas que dan al mar.
Una hermosa roca vaciada...
Y ya hemos llegado a Gaztarrotz. El lado este de la costa, completamente invadido por gaviotas.
La roca que conocéis, desde el otro lado.
Una roca horadada que en nuestras anteriores visitas quedaba a desmano e inaccesible.
Y más encajes...
Sólo un pequeño inconveniente: los tábanos estaban terriblemente pesados… Todavía no me puedo creer que conseguí librarme de sus temibles picaduras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario