En un comercio de la calle Prim me he encontrado este original espejo, titulado “El cuadro de los piropos bonitos”.
Me parece una buenísima idea ya que tengo la impresión de que solemos ser muy severos con nosotros mismos cuando estamos delante de un espejo. Recuerdo, hace unos años una anécdota de vestuario: “Dos chicas, con algunos kilos de más pero que no afectaban a su salud, se quejaban, cada una de sí misma, de que tenían que adelgazar pero no estaban de acuerdo en que la otra tuviera que hacerlo, la otra estaba bien. Yo, que estaba de espectadora, creía que ambas dos estaban bien, que eran similares físicamente”.
Creo que esto nos afecta sobre todo a las mujeres, aunque poco a poco los hombres también están entrando en este injusto juego social: la sociedad nos “recomienda” estar físicamente estupendas porque eso es lo que nos presenta en los anuncios, las revistas,… y nosotras nos lo exigimos aunque nuestro cuerpo no esté de acuerdo. Nos obligamos a tener cuerpos de modelo con pesos imposibles y a la primera de cambio hemos recuperado lo perdido con un extra. Y entramos en una espiral en la que cada vez pesamos más. Si conseguimos no entrar, probablemente podamos pasar la vida con ese peso, que es el nuestro, sin más contratiempos (*).
Lo digo porque yo no suelo hacer dieta y sé que tendré algún kilo de más respecto al que a veces dicen que es mi peso ideal (que para mí están calculados a la baja) pero tengo 53 años y no me cuesta mantenerlo. No tengo que contar calorías, me peso una vez al año y yo me encuentro bien de salud y físicamente.
¿Y qué me decís del IMC? Para los que no hayáis caído a qué me refiero: el IMC es esa fórmula que calcula un índice que depende del peso y de la altura al cuadrado, y que sirve para decir si estamos bien en el peso o no. A mí, siempre me ha dado la sensación de que penaliza a los altos. Al tener en cuenta la altura al cuadrado, es como si considerase que fuéramos en 2 dimensiones, pero somos 3D. Cuanto más alta es una persona, proporcionalmente es más ancha y tiene más “fondo”, pero con esta fórmula, cuanto más alta es una persona, más delgada tiene que estar para entrar en los parámetros normales de IMC entre 18,5 y 24,99. Tengo compañeros de trabajo que están estupendos y ¡les da sobrepeso!
Así que a partir de ahora miraos en el espejo como si fuera el “CUADRO DE LOS PIROPOS BONITOS” y aprended a quereros un poco. ¿Qué os parece?
(*) Mientras nuestro peso no suponga un problema de salud, ni en el momento, ni en un futuro, aprendamos a convivir con él. Sólo deberemos preocuparnos en caso de tener un peso excesivo, no saludable que: hace sufrir nuestros pies, nuestras piernas, nuestra espalda y nuestros órganos que deben trabajar muchísimo más. En ese caso, consulta a un profesional y plantéate seriamente bajar de peso, tu cuerpo te lo agradecerá.
Me parece una buenísima idea ya que tengo la impresión de que solemos ser muy severos con nosotros mismos cuando estamos delante de un espejo. Recuerdo, hace unos años una anécdota de vestuario: “Dos chicas, con algunos kilos de más pero que no afectaban a su salud, se quejaban, cada una de sí misma, de que tenían que adelgazar pero no estaban de acuerdo en que la otra tuviera que hacerlo, la otra estaba bien. Yo, que estaba de espectadora, creía que ambas dos estaban bien, que eran similares físicamente”.
Creo que esto nos afecta sobre todo a las mujeres, aunque poco a poco los hombres también están entrando en este injusto juego social: la sociedad nos “recomienda” estar físicamente estupendas porque eso es lo que nos presenta en los anuncios, las revistas,… y nosotras nos lo exigimos aunque nuestro cuerpo no esté de acuerdo. Nos obligamos a tener cuerpos de modelo con pesos imposibles y a la primera de cambio hemos recuperado lo perdido con un extra. Y entramos en una espiral en la que cada vez pesamos más. Si conseguimos no entrar, probablemente podamos pasar la vida con ese peso, que es el nuestro, sin más contratiempos (*).
Lo digo porque yo no suelo hacer dieta y sé que tendré algún kilo de más respecto al que a veces dicen que es mi peso ideal (que para mí están calculados a la baja) pero tengo 53 años y no me cuesta mantenerlo. No tengo que contar calorías, me peso una vez al año y yo me encuentro bien de salud y físicamente.
¿Y qué me decís del IMC? Para los que no hayáis caído a qué me refiero: el IMC es esa fórmula que calcula un índice que depende del peso y de la altura al cuadrado, y que sirve para decir si estamos bien en el peso o no. A mí, siempre me ha dado la sensación de que penaliza a los altos. Al tener en cuenta la altura al cuadrado, es como si considerase que fuéramos en 2 dimensiones, pero somos 3D. Cuanto más alta es una persona, proporcionalmente es más ancha y tiene más “fondo”, pero con esta fórmula, cuanto más alta es una persona, más delgada tiene que estar para entrar en los parámetros normales de IMC entre 18,5 y 24,99. Tengo compañeros de trabajo que están estupendos y ¡les da sobrepeso!
Así que a partir de ahora miraos en el espejo como si fuera el “CUADRO DE LOS PIROPOS BONITOS” y aprended a quereros un poco. ¿Qué os parece?
(*) Mientras nuestro peso no suponga un problema de salud, ni en el momento, ni en un futuro, aprendamos a convivir con él. Sólo deberemos preocuparnos en caso de tener un peso excesivo, no saludable que: hace sufrir nuestros pies, nuestras piernas, nuestra espalda y nuestros órganos que deben trabajar muchísimo más. En ese caso, consulta a un profesional y plantéate seriamente bajar de peso, tu cuerpo te lo agradecerá.
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