Hay largos periodos en la vida de cada uno en que tienes pocas cosas que hacer, o un montón, pero te parece que tienes tu vida bajo control. Decides tu futuro y tu vida no te da sobresaltos. Puede ser emocionante o plácida, monótona o divertida, pero no te da sobresaltos.
Otras veces, un gran acontecimiento llega a tu vida sin pedirte permiso y sin que te hayas preparado lo pone todo patas arriba. Adiós a los planes, adiós a la vida controlada.
Y sin embargo, en otros momentos, ese gran acontecimiento se anuncia con tiempo y tu vida se reduce, de repente, a esperar que llegue ese gran evento que va a decidir tu futuro. El gran acontecimiento en el que no puedes influir y se escapa a tu control, y tú sólo puedes esperar. Todo tu futuro depende de él y tú sólo puede esperar… y cruzar los dedos… y rezar o desear. ¡Cuánto pueden llegar a pesar en el ánimo algunos acontecimientos!
Y así estoy yo ahora: esperando a que me den la fecha en que van a operar a mi marido, esperando la operación, deseando que sea la menos drástica de las opciones, rezando porque todo salga bien, esperando que se recupere, rogando… que termine bien para poder contarlo con final feliz.
Mientras, seguiré subiendo entradas más relajadas que ésta porque me hace falta hablar de temas más triviales y dejar de pensar, de vez en cuando, en lo que tiene que suceder.
Otras veces, un gran acontecimiento llega a tu vida sin pedirte permiso y sin que te hayas preparado lo pone todo patas arriba. Adiós a los planes, adiós a la vida controlada.
Y sin embargo, en otros momentos, ese gran acontecimiento se anuncia con tiempo y tu vida se reduce, de repente, a esperar que llegue ese gran evento que va a decidir tu futuro. El gran acontecimiento en el que no puedes influir y se escapa a tu control, y tú sólo puedes esperar. Todo tu futuro depende de él y tú sólo puede esperar… y cruzar los dedos… y rezar o desear. ¡Cuánto pueden llegar a pesar en el ánimo algunos acontecimientos!
Y así estoy yo ahora: esperando a que me den la fecha en que van a operar a mi marido, esperando la operación, deseando que sea la menos drástica de las opciones, rezando porque todo salga bien, esperando que se recupere, rogando… que termine bien para poder contarlo con final feliz.
Mientras, seguiré subiendo entradas más relajadas que ésta porque me hace falta hablar de temas más triviales y dejar de pensar, de vez en cuando, en lo que tiene que suceder.
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