El año pasado, un amigo de la oficina trajo un calendario con fotos de su pueblo, Astigarraga. Una foto por mes como es habitual. Me reconoció que no sabía dónde estaba la foto del mes de enero: un lugar curioso.
El otro día estábamos buscando un lugar que nos había sugerido ese compañero pero no lo encontrábamos así que mi marido pensó que si tomábamos un camino que arrancaba desde más atrás, quizá conseguiríamos ver lo que buscábamos.
Dejamos la moto junto al restaurante Mugaritz, uno de nuestros restaurantes con estrellas Michelin (2 estrellas, ver http:// unpocoydemas.blogspot.com/2015/06/otra-razon-para-venir.html).
Tomamos el camino que surge hacia la izquierda del restaurante. Rápidamente se interna en un bosque bastante tupido. Con el calor que hacía, se agradecía el frescor de la sombra.
De repente nos hemos topado con una gran charca con lo que, a primera vista, parecía una especie de embarcadero… y lo he reconocido: ¡el tobogán en el agua! La foto del mes de enero del calendario de Astigarraga. Se ve que está muy descuidado aunque quizá, quién sabe, hace 40 años los niños se lanzaran al agua desde aquí. Tengo problemas con la falta de luz, sólo algunos puntos resaltan entre las sombras pero tiene un punto romántico interesante.
Seguimos paseando.
¿Para qué sería esta especie de garita?
¿Y esta pequeña casita?
Hasta que decidimos volver. A la vuelta, una de las pequeñas charcas del camino, por la que hemos pasado previamente, nos desvela una sorpresa más: un par de ranitas, de un brillante color verde, asoma su cabeza entre el agua embarrada.
Un paseo que, a priori, iba a ser uno más por entre los árboles, se ha convertido en un auténtico regalo.
El otro día estábamos buscando un lugar que nos había sugerido ese compañero pero no lo encontrábamos así que mi marido pensó que si tomábamos un camino que arrancaba desde más atrás, quizá conseguiríamos ver lo que buscábamos.
Dejamos la moto junto al restaurante Mugaritz, uno de nuestros restaurantes con estrellas Michelin (2 estrellas, ver http:// unpocoydemas.blogspot.com/2015/06/otra-razon-para-venir.html).
Tomamos el camino que surge hacia la izquierda del restaurante. Rápidamente se interna en un bosque bastante tupido. Con el calor que hacía, se agradecía el frescor de la sombra.
De repente nos hemos topado con una gran charca con lo que, a primera vista, parecía una especie de embarcadero… y lo he reconocido: ¡el tobogán en el agua! La foto del mes de enero del calendario de Astigarraga. Se ve que está muy descuidado aunque quizá, quién sabe, hace 40 años los niños se lanzaran al agua desde aquí. Tengo problemas con la falta de luz, sólo algunos puntos resaltan entre las sombras pero tiene un punto romántico interesante.
Seguimos paseando.
¿Para qué sería esta especie de garita?
¿Y esta pequeña casita?
Hasta que decidimos volver. A la vuelta, una de las pequeñas charcas del camino, por la que hemos pasado previamente, nos desvela una sorpresa más: un par de ranitas, de un brillante color verde, asoma su cabeza entre el agua embarrada.
Un paseo que, a priori, iba a ser uno más por entre los árboles, se ha convertido en un auténtico regalo.
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