En el flysch (*) de Zumaia, la Tierra se presenta como un libro en el que los que saben pueden leer observando sus hojas (ver http://unpocoydemas.blogspot.com/2014/03/el-flysch-de-zumaia.html).
Dejamos a la derecha, en lo alto, la ermita de San Telmo. Quienes hayan visto la película “8 apellidos vascos” quizá la recuerden.
Y llegamos al flysch, la rasa mareal.
La mar estaba como un plato.
¿Algún resto fósil?
Pequeñas quisquillas con sus patitas azules y amarillas y sus cuerpos semitransparentes.
A veces, la vegetación consigue asomarse.
Hermosas imágenes que parecerían de un paisaje lunar si no fuera por el mar azul.
Ha llegado el momento de volver pero lo haremos por otro lugar. Antes de abandonarlo, echamos un vistazo hacia atrás.
Una mariposa bonita que cuando está posada no es espectacular.
Pero cuando agita sus alas... tiene los colores de un típico vestido de sevillana, rojo y negro.
Una imagen minimalista con cardos.
Y, por fin, llegamos arriba. Afortunadamente, había un área de descanso con una caravana que vendía bebidas donde pudimos comprar ¡dos botellines de agua! Una vista de lo que nos rodeaba.
Viñas para txakoli (**).
Los ganaderos protegen sus vacas con estos curiosos mensajes.
Así como el trigo es el cereal que más se cultiva en la Llanada Alavesa, en la zona verde del País Vasco, el maíz es el cereal más cultivado.
La ermita de San Telmo desde otra perspectiva.
Parece un barco varado.
Vistas de Zumaia, a la que dedicaré otro post más adelante.
Para terminar el paseo por el flysch, decidimos acercarnos hasta la playa de Itzurun con la idea de fotografiar los clavos dorados que atestiguan el valor geológico del flysch de Zumaia.
Panel explicativo de la situación y significado de los clavos dorados.
Otra perspectiva de la ermita de San Telmo, arriba en su atalaya.
Es en la pared de dicha atalaya donde se encuentra uno de los dos clavos dorados.
El otro clavo al dorado sol del atardecer.
Una última mirada a la ermita de San Telmo.
Han pasado casi tres horas desde que comenzamos nuestro paseo. Ya es hora de volver a casa.
(*) flysch: capas delgadas de rocas más duras intercaladas por capas de rocas más blandas
(**) txakoli: es un vino joven ligeramente ácido y con aguja
(ver http://unpocoydemas.blogspot.com/2015/08/zarautz-y-2.html)
Hay posibilidad de visitas guiadas. Infórmate:
http://www.geoparkea.com/visitas-guiadas
Dejamos a la derecha, en lo alto, la ermita de San Telmo. Quienes hayan visto la película “8 apellidos vascos” quizá la recuerden.
Y llegamos al flysch, la rasa mareal.
La mar estaba como un plato.
¿Algún resto fósil?
Pequeñas quisquillas con sus patitas azules y amarillas y sus cuerpos semitransparentes.
A veces, la vegetación consigue asomarse.
Hermosas imágenes que parecerían de un paisaje lunar si no fuera por el mar azul.
Ha llegado el momento de volver pero lo haremos por otro lugar. Antes de abandonarlo, echamos un vistazo hacia atrás.
Una mariposa bonita que cuando está posada no es espectacular.
Pero cuando agita sus alas... tiene los colores de un típico vestido de sevillana, rojo y negro.
Una imagen minimalista con cardos.
Y, por fin, llegamos arriba. Afortunadamente, había un área de descanso con una caravana que vendía bebidas donde pudimos comprar ¡dos botellines de agua! Una vista de lo que nos rodeaba.
Viñas para txakoli (**).
Los ganaderos protegen sus vacas con estos curiosos mensajes.
Así como el trigo es el cereal que más se cultiva en la Llanada Alavesa, en la zona verde del País Vasco, el maíz es el cereal más cultivado.
La ermita de San Telmo desde otra perspectiva.
Parece un barco varado.
Vistas de Zumaia, a la que dedicaré otro post más adelante.
Para terminar el paseo por el flysch, decidimos acercarnos hasta la playa de Itzurun con la idea de fotografiar los clavos dorados que atestiguan el valor geológico del flysch de Zumaia.
Panel explicativo de la situación y significado de los clavos dorados.
Otra perspectiva de la ermita de San Telmo, arriba en su atalaya.
Es en la pared de dicha atalaya donde se encuentra uno de los dos clavos dorados.
El otro clavo al dorado sol del atardecer.
Una última mirada a la ermita de San Telmo.
Han pasado casi tres horas desde que comenzamos nuestro paseo. Ya es hora de volver a casa.
(*) flysch: capas delgadas de rocas más duras intercaladas por capas de rocas más blandas
(**) txakoli: es un vino joven ligeramente ácido y con aguja
(ver http://unpocoydemas.blogspot.com/2015/08/zarautz-y-2.html)
Hay posibilidad de visitas guiadas. Infórmate:
http://www.geoparkea.com/visitas-guiadas
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