¡Qué laboriosas las abejas!
Siempre de flor en flor, recogiendo el rico néctar y el polen que llevará al panal para alimentar a la colmena y, aunque ellas no lo sepan, para fabricar dulce miel que luego gustosamente nos comeremos. La abeja concentrada no se dio cuenta de que quedaba inmortalizada.
Siempre de flor en flor, recogiendo el rico néctar y el polen que llevará al panal para alimentar a la colmena y, aunque ellas no lo sepan, para fabricar dulce miel que luego gustosamente nos comeremos. La abeja concentrada no se dio cuenta de que quedaba inmortalizada.
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