Las comparsas invierten tanto tiempo en preparar los disfraces y los bailes que van a presentar durante los desfiles que se resisten a depender del tiempo que haga el fin de semana de carnaval. Y hacen bien, porque el fin de semana pasado fue desastroso, pasado por agua y mucho viento. En Donostia, el desfile salió, pero la mayoría de los bailarines lucía impermeable de plástico sobre el disfraz y corrían entre las actuaciones para recortar el tiempo del recorrido y evitar los chaparrones que salpicaron todo el fin de semana.
Por ello, algunos pueblos de los alrededores, aprovechan el fin de semana siguiente para celebrar “su carnaval”. Sin competencia por parte de la capital, pueden disponer de comparsas que utilizan esta segunda oportunidad para amortizar tanto tiempo invertido. Así pasa, por ejemplo, en Trintxerpe y Alza. La gente intenta alargar la fiesta aunque se anime menos con los disfraces.
En Trintxerpe, mañana terminará el “carnaval” con el entierro del bacalao que sustituye al tradicional entierro de la sardina en otros lares. Y a guardar los disfraces, definitivamente, hasta el año que viene.
Por ello, algunos pueblos de los alrededores, aprovechan el fin de semana siguiente para celebrar “su carnaval”. Sin competencia por parte de la capital, pueden disponer de comparsas que utilizan esta segunda oportunidad para amortizar tanto tiempo invertido. Así pasa, por ejemplo, en Trintxerpe y Alza. La gente intenta alargar la fiesta aunque se anime menos con los disfraces.
En Trintxerpe, mañana terminará el “carnaval” con el entierro del bacalao que sustituye al tradicional entierro de la sardina en otros lares. Y a guardar los disfraces, definitivamente, hasta el año que viene.
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