Hoy tenemos votaciones y deberemos cumplir con nuestra obligación. Deberemos escoger los representantes del municipio y los de la provincia, esto es: Ayuntamiento y Diputación.
Como siempre, tengo muchas dudas. No me siento identificada con ningún partido, aunque sí más con unos que con otros: más con la izquierda que con la derecha, con potenciar el sentimiento vasco pero no con la independencia,…
En campaña, todos prometen mucho pero después se ve que, la mayoría, no han hecho ni la mitad de la mitad. Para más conflicto interior, algunos políticos lo hacen muy mal y aprovechan su cargo y su poder para enriquecerse con el dinero que, en realidad, nos pertenece a todos. Lo han hecho siempre y, me temo, siempre lo harán pero en esta época de crisis en que los ciudadanos notamos que nuestro poder adquisitivo ha mermado de forma considerable, saber que hay gente sin escrúpulos que haciéndonos creer que va a servirnos (*), se aprovecha del poder que le otorgamos para robarnos descaradamente, me enerva. Me molesta mucho que sus compañeros de partido y sus colegas de gobierno (en el Ayuntamiento, en las Diputaciones, en los Gobiernos autonómicos, en el Gobierno) no pongan controles para evitarlo porque de esta manera se convierten en cómplices.
En este momento, supongo que debido al hartazgo de la población, han surgido nuevos partidos con nuevas ideas. Partidos que han puesto como bandera la transparencia y el servicio a los ciudadanos poniéndose como contrapartida a los partidos existentes, en los que quien más quien menos se ha visto salpicado por algún escándalo de corrupción. Probablemente, en las próximas elecciones ya que en éstas no tengo oportunidad, daré mi apoyo a alguno de ellos. No tanto con la esperanza de que sean capaces ellos solos de dar la vuelta a la política, pues tenemos como ejemplo Grecia y no están pudiendo hacer muchas de las cosas que querían…, sino por ver si actúan como revulsivo en los partidos tradicionales y su aparición en el panorama político da un poco de frescura y autenticidad en la política general.
De todas formas, esos nuevos partidos deberán poner controles muy fuertes a sus componentes para evitar la tentación que, visto lo visto, es tan grande y tan difícil de vencer.
(*) Tengo la impresión de que muchos de los políticos no son conscientes de que su cargo les da poder pero también les exige responsabilidades: les da el poder de gestionar grandes cantidades de dinero pero, también, la responsabilidad de hacerlo de forma justa y de garantizar que ese dinero va a beneficiar a todos en mayor o menor medida. Unas veces será mejor para unos y otras veces para otros. No es bueno que siempre beneficie a los mismos aunque éstos sean la mayoría, por eso me parece bueno que ningún partido consiga la mayoría absoluta.
Como siempre, tengo muchas dudas. No me siento identificada con ningún partido, aunque sí más con unos que con otros: más con la izquierda que con la derecha, con potenciar el sentimiento vasco pero no con la independencia,…
En campaña, todos prometen mucho pero después se ve que, la mayoría, no han hecho ni la mitad de la mitad. Para más conflicto interior, algunos políticos lo hacen muy mal y aprovechan su cargo y su poder para enriquecerse con el dinero que, en realidad, nos pertenece a todos. Lo han hecho siempre y, me temo, siempre lo harán pero en esta época de crisis en que los ciudadanos notamos que nuestro poder adquisitivo ha mermado de forma considerable, saber que hay gente sin escrúpulos que haciéndonos creer que va a servirnos (*), se aprovecha del poder que le otorgamos para robarnos descaradamente, me enerva. Me molesta mucho que sus compañeros de partido y sus colegas de gobierno (en el Ayuntamiento, en las Diputaciones, en los Gobiernos autonómicos, en el Gobierno) no pongan controles para evitarlo porque de esta manera se convierten en cómplices.
En este momento, supongo que debido al hartazgo de la población, han surgido nuevos partidos con nuevas ideas. Partidos que han puesto como bandera la transparencia y el servicio a los ciudadanos poniéndose como contrapartida a los partidos existentes, en los que quien más quien menos se ha visto salpicado por algún escándalo de corrupción. Probablemente, en las próximas elecciones ya que en éstas no tengo oportunidad, daré mi apoyo a alguno de ellos. No tanto con la esperanza de que sean capaces ellos solos de dar la vuelta a la política, pues tenemos como ejemplo Grecia y no están pudiendo hacer muchas de las cosas que querían…, sino por ver si actúan como revulsivo en los partidos tradicionales y su aparición en el panorama político da un poco de frescura y autenticidad en la política general.
De todas formas, esos nuevos partidos deberán poner controles muy fuertes a sus componentes para evitar la tentación que, visto lo visto, es tan grande y tan difícil de vencer.
(*) Tengo la impresión de que muchos de los políticos no son conscientes de que su cargo les da poder pero también les exige responsabilidades: les da el poder de gestionar grandes cantidades de dinero pero, también, la responsabilidad de hacerlo de forma justa y de garantizar que ese dinero va a beneficiar a todos en mayor o menor medida. Unas veces será mejor para unos y otras veces para otros. No es bueno que siempre beneficie a los mismos aunque éstos sean la mayoría, por eso me parece bueno que ningún partido consiga la mayoría absoluta.
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