Hoy en día tenemos Internet tan integrado en nuestra vida que acudimos a la red para realizar cualquier consulta, cuando tenemos dudas, cuando necesitamos información, para reservar un viaje,… Casi hemos olvidado qué es lo que hacíamos antes para solucionar cualquiera de los casos anteriores. Cuando no existía Internet… ¿qué es lo que hacíamos?
Cuando teníamos que buscar información acudíamos a las bibliotecas, a algún conocido que pudiera saber más que nosotros o, sencillamente, nos quedábamos sin saber. Cuando teníamos que preparar un viaje contábamos con el teléfono, una agencia de viajes o nos íbamos alojando según llegábamos a los sitios, un poco a salto de mata. Y cuando había una discusión en la sobremesa, unos argumentaban, otros intentaban razonar a su favor y al final ganaba el que convencía a los demás, se quedaba en tablas o, sencillamente, cada uno quedaba convencido de que llevaba la razón.
Hoy en día para todo eso está Internet: para conseguir información de casi todo, para acceder a los viajes más baratos, para callar a ese amigo que siempre cree tener razón y algunas veces la tiene (y nos tenemos que callar), incluso para los chistes de después de comer, que ya no se cuentan y en su lugar cada uno enseña su último vídeo de Whatsapp…
Así que, gracias Internet, por todo lo que nos das pero a la hora de la sobremesa, quizá sea mejor dejar el móvil apagado.
Cuando teníamos que buscar información acudíamos a las bibliotecas, a algún conocido que pudiera saber más que nosotros o, sencillamente, nos quedábamos sin saber. Cuando teníamos que preparar un viaje contábamos con el teléfono, una agencia de viajes o nos íbamos alojando según llegábamos a los sitios, un poco a salto de mata. Y cuando había una discusión en la sobremesa, unos argumentaban, otros intentaban razonar a su favor y al final ganaba el que convencía a los demás, se quedaba en tablas o, sencillamente, cada uno quedaba convencido de que llevaba la razón.
Hoy en día para todo eso está Internet: para conseguir información de casi todo, para acceder a los viajes más baratos, para callar a ese amigo que siempre cree tener razón y algunas veces la tiene (y nos tenemos que callar), incluso para los chistes de después de comer, que ya no se cuentan y en su lugar cada uno enseña su último vídeo de Whatsapp…
Así que, gracias Internet, por todo lo que nos das pero a la hora de la sobremesa, quizá sea mejor dejar el móvil apagado.
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