Ya os hablé en el último post sobre el libro “Vivir sin jefe” y sus ideas me parecieron muy lógicas, sensatas, prácticas y acertadas. Cincuenta errores a evitar para un emprendedor, que no son pocos…
Y aun así, yo quisiera añadir dos errores más a evitar, no sólo para los emprendedores:
Cuando tengas que tomar decisiones mínimamente importantes, valora honradamente las opciones con la información que posees (aunque en algunos casos pudiera ser conveniente buscar más información) y escoge la que estimes que es la mejor
Si tomaste la decisión como te he aconsejado en el caso anterior no debes arrepentirte porque escogiste la mejor opción del momento
Durante mi vida he visto muchas personas que se han amargado la suya porque en un momento dado tomaron una decisión que al cabo de los años les pareció errónea y ya no pudieron salir de ahí, no pudieron salir de ese “error” del que se arrepintieron largamente pensando que… “si hubiese escogido lo otro o si hubiese sabido aquello…”.
Debemos asumir que cuando hay que tomar una decisión importante y tenemos en cuenta los pros y los contras y elegimos sinceramente con la información que tenemos en ese momento, no hay lugar para el arrepentimiento porque no podríamos haberlo hecho mejor. En el momento en que la decisión está tomada, habría que hacer nuestro el refrán “A lo hecho, pecho” o “Alea jacta est” (*) y tirar para adelante. Si pasado el tiempo resulta que las cosas no fueron como nos imaginábamos o la alternativa que desestimamos parece haber evolucionado mejor, no debemos arrepentirnos, sino decidir de nuevo qué es lo que queremos para nuestro futuro y actuar en consecuencia. Verdaderamente, nunca podremos saber qué nos habría sucedido de haber escogido la otra opción y no debemos vivir con ese lastre.
(*) “Alea jacta est”: La suerte está echada
Y aun así, yo quisiera añadir dos errores más a evitar, no sólo para los emprendedores:
- - “Decidir a la ligera”
Cuando tengas que tomar decisiones mínimamente importantes, valora honradamente las opciones con la información que posees (aunque en algunos casos pudiera ser conveniente buscar más información) y escoge la que estimes que es la mejor
- - “Arrepentirse de una decisión tomada”
Si tomaste la decisión como te he aconsejado en el caso anterior no debes arrepentirte porque escogiste la mejor opción del momento
Durante mi vida he visto muchas personas que se han amargado la suya porque en un momento dado tomaron una decisión que al cabo de los años les pareció errónea y ya no pudieron salir de ahí, no pudieron salir de ese “error” del que se arrepintieron largamente pensando que… “si hubiese escogido lo otro o si hubiese sabido aquello…”.
Debemos asumir que cuando hay que tomar una decisión importante y tenemos en cuenta los pros y los contras y elegimos sinceramente con la información que tenemos en ese momento, no hay lugar para el arrepentimiento porque no podríamos haberlo hecho mejor. En el momento en que la decisión está tomada, habría que hacer nuestro el refrán “A lo hecho, pecho” o “Alea jacta est” (*) y tirar para adelante. Si pasado el tiempo resulta que las cosas no fueron como nos imaginábamos o la alternativa que desestimamos parece haber evolucionado mejor, no debemos arrepentirnos, sino decidir de nuevo qué es lo que queremos para nuestro futuro y actuar en consecuencia. Verdaderamente, nunca podremos saber qué nos habría sucedido de haber escogido la otra opción y no debemos vivir con ese lastre.
(*) “Alea jacta est”: La suerte está echada
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