Cuando paseaba por la selva de Irati, el fin de semana pasado, pensaba en cómo me recordaba a algunos de nuestros bosques que aunque más modestos son igual de hermosos: Artikutza, Peñas de Aia,…
Ayer por la tarde, precisamente, fuimos a pasear alrededor de Peñas de Aia y me di cuenta de un detalle: el bosque está despertando del invierno.
Las primorosas violetas han hecho su aparición en el suelo del bosque.
Encontramos un nevero, utilizado hace años para guardar la nieve del invierno durante el verano, o al menos lo más posible.
Un árbol a ras de suelo cubierto de suave musgo. ¿Sabes que mirando el tronco de un árbol puedes encontrar el norte (*)?.
Un pequeño y risueño arroyuelo.
Como habréis podido comprobar, casi no se ve hierba en este bosque ya que el suelo está cubierto de musgo en diferentes tonos y texturas. Aunque en invierno con los árboles desnudos el sol ilumina todos los rincones, con los árboles cubiertos de hojas, la luz tendrá muchos problemas para abrirse paso y el bosque puede resultar húmedo y sombrío, lo que hace difícil la vida de la hierba pero favorece al musgo.
Diferentes tipos de musgo tapizan el bosque.
Un bonito detalle.
Recuerdos del otoño. A ver si me acuerdo de venir a buscar castañas cuando llegue la época...
Un pequeño acebo... cuando sea más grande será un hermoso árbol y si es hembra tendrá bonitos frutos rojos.
La hiedra subiendo por el tronco.
Bonitos narcisos alegraban el bosque.
Pequeñas cascadas y un ruinoso puente.
Otro tipo diferente de musgo... ¿y cuál de todos es el más bonito?
Más flores dan color al bosque.
Un arco natural.
El bosque ha notado que hay más luz y la vida comienza a abrirse paso.
La caída de un gigante.
Seguimos hacia arriba el curso del arroyo en nuestra vuelta.
Las hojas que cayeron en otoño, al descomponerse, añadirán nutrientes a la tierra.
Y tenemos aquí, en primicia, al árbol más valiente, al pionero del 2016 en este bosque, al primero en desplegar sus hojas.
Quizá os preguntéis qué hace un árbol que parece una conífera sin sus características hojas en forma de aguja aunque no parece que esté muerto porque tiene unos brillantes brotes verdes… Eso se debe a que se trata de un alerce que, aunque es una conífera, pierde sus hojas en otoño y las vuelve a recuperar en primavera.
Es hermoso ver cómo la naturaleza vuelve a la vida después de descansar durante el invierno. Y de regalo al volver este hermoso atardecer. Al fondo a la derecha se puede ver la bahía con la isla de Santa Clara en el centro.
(*) En el hemisferio norte, el sol queda ligeramente hacia el sur por lo que el lado norte siempre es más frío y sombrío y el lado sur más cálido y luminoso. Como al musgo le gustan las zonas húmedas y sombrías, si miras el tronco de los árboles, verás que la mayoría tienen mucho más musgo en una mitad que en la otra. El lado en el que se concentra el musgo está orientado hacia el norte.
Ayer por la tarde, precisamente, fuimos a pasear alrededor de Peñas de Aia y me di cuenta de un detalle: el bosque está despertando del invierno.
Las primorosas violetas han hecho su aparición en el suelo del bosque.
Encontramos un nevero, utilizado hace años para guardar la nieve del invierno durante el verano, o al menos lo más posible.
Un árbol a ras de suelo cubierto de suave musgo. ¿Sabes que mirando el tronco de un árbol puedes encontrar el norte (*)?.
Un pequeño y risueño arroyuelo.
Como habréis podido comprobar, casi no se ve hierba en este bosque ya que el suelo está cubierto de musgo en diferentes tonos y texturas. Aunque en invierno con los árboles desnudos el sol ilumina todos los rincones, con los árboles cubiertos de hojas, la luz tendrá muchos problemas para abrirse paso y el bosque puede resultar húmedo y sombrío, lo que hace difícil la vida de la hierba pero favorece al musgo.
Diferentes tipos de musgo tapizan el bosque.
Un bonito detalle.
Recuerdos del otoño. A ver si me acuerdo de venir a buscar castañas cuando llegue la época...
Un pequeño acebo... cuando sea más grande será un hermoso árbol y si es hembra tendrá bonitos frutos rojos.
La hiedra subiendo por el tronco.
Bonitos narcisos alegraban el bosque.
Pequeñas cascadas y un ruinoso puente.
Otro tipo diferente de musgo... ¿y cuál de todos es el más bonito?
Más flores dan color al bosque.
Un arco natural.
El bosque ha notado que hay más luz y la vida comienza a abrirse paso.
La caída de un gigante.
Seguimos hacia arriba el curso del arroyo en nuestra vuelta.
Las hojas que cayeron en otoño, al descomponerse, añadirán nutrientes a la tierra.
Y tenemos aquí, en primicia, al árbol más valiente, al pionero del 2016 en este bosque, al primero en desplegar sus hojas.
Quizá os preguntéis qué hace un árbol que parece una conífera sin sus características hojas en forma de aguja aunque no parece que esté muerto porque tiene unos brillantes brotes verdes… Eso se debe a que se trata de un alerce que, aunque es una conífera, pierde sus hojas en otoño y las vuelve a recuperar en primavera.
Es hermoso ver cómo la naturaleza vuelve a la vida después de descansar durante el invierno. Y de regalo al volver este hermoso atardecer. Al fondo a la derecha se puede ver la bahía con la isla de Santa Clara en el centro.
(*) En el hemisferio norte, el sol queda ligeramente hacia el sur por lo que el lado norte siempre es más frío y sombrío y el lado sur más cálido y luminoso. Como al musgo le gustan las zonas húmedas y sombrías, si miras el tronco de los árboles, verás que la mayoría tienen mucho más musgo en una mitad que en la otra. El lado en el que se concentra el musgo está orientado hacia el norte.
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