Cuando voy a trabajar por la mañana, dependiendo del momento del año, el amanecer está muy cerca y suelo fijarme en la forma y color de las nubes, en cómo el cielo va cambiando de colorido y suelo señalarlo a los que van conmigo: “¡Mira qué bonito está el cielo!” O, a veces, la luna destaca sobre el cielo azul: “¡Mirad la luna!” Y me contestan: ¡Siempre estás mirando el cielo! Pero no es cierto del todo, porque si oigo pajarillos, intento localizarlos entre las ramas de los árboles y si veo flores me acerco a ellas para verlas en detalle. Digamos que intento admirar los momentos hermosos y fijarme en las cosas bonitas que nos ofrece el día a día.
Cuando paseo por la ciudad, voy mirando escaparates que me llaman la atención, las flores de los jardines, detalles que se me habían pasado desapercibidos y que de repente descubro como si acabaran de ponerlos ahí. A veces voy andando en zigzag persiguiendo todo aquello que capta mi atención y pienso que si me alguien me estuviera siguiendo se volvería loco…
Y cuando voy al monte con mi marido y mi cámara, mi marido sigue por el camino mientras yo me paro a sacar fotos a todo aquello que despierte mi interés y cuando veo a mi marido a lo lejos corro para alcanzarlo. Un poco más tarde volverá a suceder: él seguirá, yo me pararé y después echaré a correr…
Hay lugares en el mundo que quizá sean más interesantes que el mío y me gustaría visitarlos pero no olvido que cualquier lugar del mundo puede ser hermoso en un momento, sólo hay que intentar verlo.
Cuando paseo por la ciudad, voy mirando escaparates que me llaman la atención, las flores de los jardines, detalles que se me habían pasado desapercibidos y que de repente descubro como si acabaran de ponerlos ahí. A veces voy andando en zigzag persiguiendo todo aquello que capta mi atención y pienso que si me alguien me estuviera siguiendo se volvería loco…
Y cuando voy al monte con mi marido y mi cámara, mi marido sigue por el camino mientras yo me paro a sacar fotos a todo aquello que despierte mi interés y cuando veo a mi marido a lo lejos corro para alcanzarlo. Un poco más tarde volverá a suceder: él seguirá, yo me pararé y después echaré a correr…
Hay lugares en el mundo que quizá sean más interesantes que el mío y me gustaría visitarlos pero no olvido que cualquier lugar del mundo puede ser hermoso en un momento, sólo hay que intentar verlo.
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