Llegaba la hora de recogerse y en fila se encaminaban a su casita. Las habíamos superado a una distancia conveniente mientras ellas iban por la izquierda y nosotros por nuestro carril en moto pero, por muy mansas que parezcan, bajar mientras ellas quedaban tan cerca no parecía muy seguro. Aquí venía la primera pero de una en una, muy formales y ordenadas, se dirigían a dormir.
Mejor bajar por el otro lado aunque el camino fuera más largo.
Mejor bajar por el otro lado aunque el camino fuera más largo.
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