domingo, 29 de mayo de 2016

Gargantas de Kakuetta (1)

Llevábamos toda la semana con los días muy irregulares repartidos entre cielos muy nubosos y con lluvia o cielos muy claros y con sol dependiendo de la hora del día y así estaba previsto para el fin de semana. Aprovechando que la mañana amaneció con sol y estaba previsto que se estropeara a la tarde, salimos ayer para Sainte Engrâce al norte del Pirineo, en los Pirineos Atlánticos franceses para visitar las Gargantas de Kakuetta (Gorges de Kakuetta).

Muchas veces me gustaría poder pararme por el camino para conocer los pequeños pueblecitos que vamos dejando atrás pero, en ese caso, tardaríamos muchísimo en llegar a nuestro destino. Me conformo con fotografiarlos al paso.

Por el camino, las bonitas casas de la zona con sus tejados de pizarra a dos aguas con doble pendiente.

Cruzamos Tardets… una pena no tener tiempo para parar.

Más lugares hermosos durante el camino.



Y llegamos a nuestro destino: las Gargantas de Kakuetta. A pesar de lo que dicen en algunos blogs indicando que el camino es muy cómodo, reconozco que yo no tuve problemas pero no me atrevería a decirle a mi madre, que tiene 80 años, que viniera. Parte del recorrido está cubierto por un voladizo de madera protegido por una baranda. Otra parte es el suelo natural, de piedra irregular, asequible pero no cómodo. El acceso es bastante empinado, primero cuesta abajo y a la vuelta, como es lógico, cuesta arriba pero el paisaje merece la pena: bonitas cascadas y juegos de luces. Os recomiendo que vayáis en las horas centrales del día en que la luz del sol entra en la garganta permitiendo unos precioso contrastes de luces y sombras.






Un arco iris al fondo de la pequeña cascada.









Un helicóptero que, probablemente, buscaba a alguien se acercaba peligrosamente a los árboles. La verdad es que asustaba un poco la posibilidad de que pudiera chocar contra ellos porque nosotros también estábamos demasiado cerca.



Llegamos al final del recorrido, unos 3,5 Km y nos volvemos.

Antes de llegar al coche aprovechamos este lugar tranquilo para comer el almuerzo.

Este pajarito aprovechó bien las miguitas que le dejamos.

Todavía nos queda volver y no lo haremos por el camino corto pero os lo contaré en otro post.

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