viernes, 21 de marzo de 2014

Foz de Lumbier

Tenía muchísimas ganas de visitar la foz de Lumbier y escogimos un bonito y caluroso día de verano para hacerlo.
El paisaje es espectacular, con sorprendentes acantilados, el río en el fondo del cañón y los buitres volando en el cielo.





Y entonces surgió un momento lleno de magia: al doblar una curva nos encontramos con este hermoso ejemplar de buitre. Posó erguido y estático.


Esperó hasta que nos fuéramos para tener espacio suficiente y poder emprender el vuelo.

Hay que reconocer que pierden elegancia cuando no disponen de altura para dejarse caer y tienen que coger velocidad en el suelo para poder volar. Así que, para preservar intacto su orgullo, no saqué ninguna foto de ese momento.





Si algún día tenéis oportunidad de acercaros a este maravilloso paraje, no lo dudéis.

Seguid mi consejo: intentad escoger un día en que no haga demasiado sol y llevar abundante cantidad de agua. Sobre todo al mediodía se concentra muchísimo el calor y no hay demasiados lugares en sombra. Así evitaréis que os suceda como a mí, que casi me da una lipotimia. No veía el momento de volver a uno de los dos túneles del recorrido para llegar a un lugar más fresco.

















De verdad, el lugar merece la pena.

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