viernes, 10 de abril de 2015

¡Que vienen las dietas!

Ya estamos en abril, se acerca el verano, el calor, se aligera la ropa y los cuerpos tienen que estar preparados para poder ser mostrados: ¡Empieza la época de dietas a contra-reloj!

Cuando se acerca el verano, no hay casa en la que no haya una o varias personas haciendo dieta para bajar los kilos que se han ido cogiendo para intentar cumplir el estereotipo de belleza que esta sociedad nos impone. Nos dedicamos a contar las calorías, nos apuntamos a un gimnasio, restringimos los dulces, nos quitamos el pan, lo que nos gusta y nos llenamos de ansiedad y en cuanto tenemos un momento de debilidad, sin poderlo evitar, atracamos la nevera y nuestro objetivo se aleja cada vez más.

Muchos adultos han caído en esa espiral: hacen dieta con vistas al verano, aguantan como se puede y ya para el final del verano han recuperado algo de peso, en otoño se sigue subiendo y en invierno las comidas más calóricas porque hace frío hacen el resto y vuelta a empezar con el peso inicial recuperado (o más). El problema es que no pensamos en nuestra salud, en comer mejor, en sentirnos mejor,… Queremos bajar de peso rápidamente y así fallamos una y otra vez.

Y, con ser serio ese problema, mi mayor preocupación son los niños de esas casas en las que, periódicamente (o casi siempre), hay alguien haciendo dieta y pueden interpretar que esa es la forma de comer: unas veces se pueden comer unos alimentos y otras veces no. Ahora puedo comer toda la cantidad que quiera y luego, no. Cuando deberíamos intentar que tuvieran una relación sana con la comida para evitar que caigan en esa espiral en la que han caído muchos adultos.

La comida es el medio que tenemos de conseguir energía pero también es un placer que a veces utilizamos para liberar nuestra ansiedad y nuestras frustraciones. Aunque sea difícil, debemos intentar que comer no sea nuestra válvula de escape habitual. Deberíamos pensar en nuestra salud y para ello sería aconsejable:

  - hacer un poco más de ejercicio: es bueno para nuestra salud y durante ese tiempo, la nevera estará segura. Si queréis apuntaros a un gimnasio, estupendo: estar con más gente que hace ejercicio os animará. Pero si no, sería suficiente con dar paseos de una hora, mejor a paso un poco rápido: el aire libre es muy saludable.
  - comer más verdura sin hacer la comida aburrida: más pimientos, zanahorias, cebollas,… Si los sofríes, darás sabor a tu dieta: con arroz, con espaguetis,… Más ensaladas… cuando llega el buen tiempo, super apetecibles,… Fruta fresca ¡buenísima!
  - intenta estar a gusto contigo: disminuirá tu ansiedad y tus ganas de comer a deshoras sin control. Habla con los amigos, visita museos o lugares interesantes, cómprate flores, lee libros,…
  - no digas que estás a dieta: simplemente estás comiendo más sano.
  - intenta comer con compañía. Yo bromeo con mis amigos diciéndoles que “prefiero comer mal acompañada que sola”, pero es verdad que no me gusta comer sola.
  - no tengas el televisor encendido cuando comas con otras personas (complementa a la anterior). Una regla que no rompo en mi casa: NUNCA se pone la televisión en las comidas. Nos juntamos a comer y no hablamos entre nosotros porque estamos mirando de forma distraída la televisión. Comemos y no somos conscientes de las cantidades que comemos. Si la apagamos, nos daremos cuenta de que conversamos, nos comentamos lo que nos ha sucedido durante el día y disfrutamos.
  - mastica bien y come despacio.
  - no te empeñes en terminar de comer con el estómago lleno.
  - no insistas en llegar a una talla imposible. Una vez que llegues no podrás mantenerla y el resultado será catastrófico: la ansiedad te hará recuperar lo ganado más un plus.
  - la mayoría de las modelos sufre mucho para conservar esa talla irreal por eso me gustan los anuncios de Dove: muestran a mujeres sanas reales.
  - si tienes un problema serio de peso (y todos sabemos a qué me refiero), consulta con un profesional.
  - el IMC (Índice de Masa Corporal) = peso / altura 2, a mi parecer, es un índice demasiado simple que penaliza a las personas altas, ya que somos 3D (los más altos son más anchos y tienen más fondo, lo necesitan para sujetarse mejor) y la fórmula supone que somos planos, o sea 2D. Tengo algunos compañeros de trabajo que están estupendos y ¡les da sobrepeso!
  - ¡Ah! Y se puede vivir perfectamente sin una báscula en casa. Yo no tengo desde hace muchísimos años. Me dicen cuánto peso en la revisión médica anual en el trabajo o los pantalones que me pongo. Cuando mis hijas eran pequeñas, íbamos a la farmacia para saber cuál era su peso y la pediatra las pesaba periódicamente. Hoy en día, tienen un peso saludable y nunca han hecho dieta para bajar de peso. En este momento estamos cuidando lo que comemos en apoyo de mi marido que tiene que hacer una dieta baja en grasas después de la operación.

Esta es mi idea de cómo se debe comer en una casa y me funciona.

PD: ¡Qué largo me ha salido el post!

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