jueves, 12 de diciembre de 2013

El honor del samurái

Como comenté en la presentación, me gusta mucho leer. He leído mucho y de muchos géneros. Algunos de ellos me han gustado, aunque debo reconocer que no hay tantos libros que me hayan entusiasmado.
Hay libros que empiezas de forma entusiasta y… se pierden por el camino. Otros empiezan suavemente y poco a poco te convencen y, cuando terminan, te dejan un sabor agradable por un lado y triste por otro. Agradable porque te ha gustado y triste porque lo has terminado. Otros los lees con fruición hasta que el final del libro hace que te des de bruces contra el suelo. ¿En qué narices pensaba el escritor? ¿Cómo ha podido terminar así el libro? Cada libro tiene su “personalidad”. Y de esa forma, el que a ti te ha gustado tanto, tu amigo no ha podido terminarlo.
Suelo intentar terminarlos para poder valorarlos limpiamente. Y debo reconocer que hay pocos libros que he empezado y no he terminado. No voy a nombrarlos porque seguro que a alguien le encantaron. Los que sí voy a mencionar son aquellos que me gustaron mucho, que incluso releí, a pesar de que no soy muy amiga de hacerlo.
Empezaré por el primero, que en realidad son dos: “El honor del samurái” y “Puente de otoño” del escritor Takashi Matsuoka. Hace unos días, repasando mi biblioteca, recordé que sólo tenía uno de los dos libros de esta serie que os recomiendo. El segundo lo leí porque me lo dejaron. Como realmente me gustó, recurrí a Internet y lo pedí. En dos días, ya lo tenía en mi casa. Tengo la intención de releer esta novela de aventuras en el que una joven americana llega al Japón de mediados del siglo XIX para huir de su destino en Estados Unidos, mientras Japón empezaba a abrirse a los extranjeros. Descubriremos las tremendas diferencias de mentalidad y de gustos que puede haber entre personas de culturas diferentes.
Si os gustan las novelas costumbristas, con aire oriental, un poco de aventura y un ligero toque romántico, no os perdáis esta serie.
Podéis comentarme qué os parecen si os decidís a leerlos.

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