lunes, 14 de abril de 2014

Libélulas

Parece ser que llamamos libélulas, indistintamente, a insectos que son bien distintos: las libélulas verdaderas y los caballitos del diablo.
Una de las formas de distinguirlas es la manera en que se colocan las alas cuando están en reposo:
Pegadas al cuerpo, los caballitos del diablo


Separadas, las libélulas

Aclarado esto, debo decir que me gustan mucho más, a pesar de su nombre, los caballitos del diablo que las libélulas. Por eso, a pesar de que lo desconocía, prefiero su segundo nombre: “señoritas”. Me encantan sus colores intensos y metalizados: verdes, azules, rojos, bronce,…

Las libélulas son tremendamente territoriales y sobrevuelan periódicamente el trozo de agua que les corresponde. No dudarán en atacar a los que consideran intrusos y yo he visto horrorizada cómo una libélula partía en dos, en pleno vuelo, a un bonito caballito del diablo de color azul que había invadido su territorio. Sus alas y su cuerpo inanimado cayeron al agua, y yo, que segundos antes había estado admirando su vuelo, quedé momentáneamente impactada.

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