sábado, 3 de enero de 2015

Trasteros

Cuando me cambié de piso, el nuevo tenía un trastero mayor y me pareció estupendo. Cuatro años más tarde, cuando me acerco en navidades sobre todo a coger las mesas auxiliares y las sillas extras me doy cuenta de qué poco nos ha costado llenarlo.
Ya os he comentado alguna vez que soy informática, aunque ya no trabajo directamente en ello. Sólo hago mis pinitos en Visual Basic para Excel o Access para facilitar mi trabajo o el de mis compañeros. A menudo suelo recordar una anécdota con mi antiguo jefe de Informática, Ignacio, cuando compraron un super-ordenador, con mucha más capacidad que el que teníamos. Él decía: “Ya se llenará” y se lo discutían, pero él insistía: “No es cuestión de sitio, es cuestión de tiempo”. Y tuvo razón: se llenó. Y eso mismo es lo que ocurre con los trasteros. Da igual lo grandes que sean, al final, acaban llenándose.
Y lo peor no suele ser sacar las sillas y las mesas del trastero, lo peor… es volver a meterlas cuando terminan las fiestas.

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