lunes, 10 de julio de 2017

El aroma de las fiestas

Debo reconocer que, aunque ha habido fiestas en que me lo he pasado bien, nunca he sido demasiado fiestera. Quizá el hecho de que se abuse del alcohol en ellas y a mí nunca me haya gustado beber en exceso tenga algo que ver… a partir de cierta hora hay que tener cuidado con los borrachos. Además, no llevo muy bien el hecho de tener que estar contenta y tener que pasármelo bien porque son fiestas.
También tengo otro argumento en contra de las fiestas y es que al beber mucho líquido, se tiene que eliminar otro tanto y no siempre se hace de forma civilizada. Al día siguiente el aroma del pueblo podría llamarse como dicen mis hijas: “Eau d’orín”.

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