sábado, 6 de diciembre de 2014

Ermita de Aitzorrotz

Nuestra idea era visitar la ermita de Aitzorrotz, así que nos dirigimos a Eskoriatza, muy cerca de la frontera con Álava. Aprovechamos para pasear un poco y comprar pan para el almuerzo.

Junto al aparcamiento donde dejamos el coche, nos encontramos un lavadero, testigo de otros tiempos y otras costumbres.

El Ayuntamiento, con banderas de muchos países.

La calle principal, con la iglesia de San Pedro al fondo. Justo en el monte que se esconde, en su punta, se encuentra la ermita de Aitzorrotz.



La casa donde nació José Arana y Elorza, popular hombre de negocios guipuzcoano considerado como el padre de la Semana Grande de San Sebastián.

La iglesia de San Pedro, de la segunda mitad del s. XVIII.



Algunos edificios característicos.



Volvemos a coger de nuevo el coche para buscar la carretera que nos llevará a Aitzorrotz mientras el cielo se va encapotando.

Pasamos por la anteiglesia de Bolívar.

Una vez dejado el coche, cogemos el camino de la derecha, el de la izquierda parece más empinado, si cabe.

Caballos durante el duro ascenso.

A lo lejos se ve la ermita de Aitzorrotz.


Paseando entre árboles no nos damos cuenta de que falta poco hasta que hemos llegado. Quedan algunos restos de lo que fue el Castillo de Aitzorrotz perteneciente al Reino de Navarra, algo menos evidente que el de Beloaga que os mostré en otra ocasión.

Se hace difícil resistirse a tocar la campana. Más tarde, mientras almorzamos, la volvemos a oír: alguien más cedió a la tentación.

A pesar de que aparezca algún rayo de sol, hace mucho viento y el cielo empieza a ponerse feo, por lo que después de disfrutar un poco de las vistas, comenzamos a bajar.

Ya junto al coche, almorzamos tranquilamente. Si empieza a llover podremos refugiarnos. ¡Qué buenos saben los bocadillos después de habérselos ganado!

Fotografío el abrevadero que hay junto a Bolívar mientras volvemos, ya en el coche.

Un rincón coqueto junto a la anteiglesia.

Y felices volvemos a casa.

PD: este mes, será mi amigo el fotógrafo el que tenga que ir hasta allí. Normalmente, no le digo tan claro dónde es para que también le cueste encontrarlo. Pero esta vez está lo suficientemente lejos, así que me permito explicarle en este post por dónde tiene que ir.
















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