miércoles, 4 de junio de 2014

Mi abuela paterna

Mi abuela Tomasa  (Tomasa Rodríguez) se vino a Pasaia de La Puebla del Caramiñal (provincia de Coruña en Galicia) con todos sus hijos hacia 1930. Creo que mi abuelo había venido primero, a trabajar. Y en Pasaia nacieron los 2 más pequeños. Dos mellizos ya se le habían muerto antes de cumplir el año. Enviudó joven pues mi abuelo murió de tuberculosis. Así que se quedó viuda antes de la guerra con 7 hijos que sacar adelante. Poco más tarde su hijo pequeño, murió también de tuberculosis. Y después, su hijo mayor murió en la guerra siendo poco más que un niño: 17 años. ¡Qué tiempos más duros!
Era una mujer con coraje o se hizo una mujer con coraje. Se convirtió en pescadera y le llamaban “la xuraleira” porque en aquella época vinieron muchos emigrantes gallegos a Pasaia, igual que mis abuelos, y se hablaba más gallego que euskera o castellano (xurel en gallego es el jurel o chicharro).
Quitando la época de la guerra, que imagino que sería terriblemente dura aunque mi padre no solía contar demasiado… (a él le pillo con unos 6-9 años) y a pesar de las privaciones de la postguerra, lo que mi padre contaba demostraba que había sido una familia feliz. Se reían mucho, aunque teniendo gallinas solo comían huevos una vez a la semana. Los huevos eran para vender pues eran muy apreciados para las personas enfermas. Se comía mucha patata y mucha legumbre, alimentos baratos, pero muy poca carne. Sin embargo, se comía bastante pescado porque siempre había alguien de la familia que trabajaba para algún barco y tenían derecho a “fardel” (*)
Como leeréis más adelante, para ayudar a la economía familiar, tenía a pupilos. Era una casa relativamente grande pues tenía 4 habitaciones pero, si no me falla la memoria vivirían mi abuela, mi tía con su familia (3 ó 4 personas), mi padre y mis tíos (3 más), más una sobrina huérfana que acogió y los pupilos. No me extraña que, con tanta gente, fuera una casa tan divertida. Parecería el camarote de los hermanos Marx. Aunque leyendo la grabación de mi tía (más adelante) no lo parezca, yo he oído a mi tía contar anécdotas muy divertida. Habrá que tener en cuenta que la grabación está hecha poco antes de su muerte y quizá la enfermedad le impidiera recordar los buenos momentos.
Mi abuela murió cuando yo tenía 7 años. Era el día de Reyes y mi hermana y yo habíamos ido a llevarle su regalo. Pero no se despertó. No tengo un recuerdo traumático porque parecía que estaba dormida.


En el año 2011, el ayuntamiento de Pasaia editó un libro sobre la “Mujer pasaitarra en el pasado siglo XX” y mi tía, Tomasa Fontán, estuvo hablando de su niñez y juventud. Ahí mismo, en la portada, aparece mi abuela ayudando a sujetar un pescado.

Esto es lo que pone en la página 61:
Caso 3/098/B
Tomasita Fontán. Nace en el año 1922.
“Yo perdí a mi padre con 10 años, antes de la guerra, que murió en esta casa, y a partir de entonces hubo que trabajar mucho, porque mi madre quedó con siete hijos y esta casa entonces valía 80 pesetas de renta. Era una exageración, pero mi padre era patrón de costa y ganaba 550 pesetas, podían pagar la casa, pero mi madre al quedarse viuda, tuvimos que trabajar todos. Con decirte que el día que a mi padre se enterró a las cinco de la mañana a estaba yendo mi madre al lavadero. La luz la daban allí a las siete de la mañana, pero mi madre se fue con una vela a lavar… Porque entonces que una viuda saliese de casa… Tenías que estar en casa aunque te muriese de hambre. Ella iba a lavar un caldero de ropa por el que le pagaban cinco pesetas. Además, alquilábamos habitaciones para los marineros y les dábamos de comer. Yo ya me casé con veinte años con un marinero que era pupilo en mi casa, y me hice cargo de llevar la casa con todos los hombres y mi madre seguía trabajando vendiendo pescado. Salimos adelante” [Grabación realizada en su domicilio de Trintxerpe el 15 de junio de 2005; fallece el 15 de agosto del mismo año]

Boda de mi tía, Tomasa Fontán en 1940. La foto aparece en la página 62 del libro. Sorprendentemente, mi abuela no está.

Y esta es la página 66: mi abuela es la segunda de la derecha (si os fijáis, esta foto también está en la portada del libro).

(*) Los trabajadores de los barcos tenían derecho a una parte del pescado que llevaban a casa en bolsas hechas con telas. En aquella época no había bolsas de plástico.

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