domingo, 22 de junio de 2014

Un día de relax

Ayer tuve un bonito día de relax. La proposición partió de mi hermana pequeña y el plan era: ir a “La Perla” que es un spa con agua de mar y después a comer. La mañana era preciosa y nos dirigimos las tres hermanas hacia la playa de La Concha, que es donde se halla el spa.

Las instalaciones están totalmente renovadas desde que en el pasado temporal del 2 de febrero (ver el post de esa fecha) quedaran destrozadas. Aún queda algún retoque por terminar, pero no molesta.
Podréis disfrutar de varias piscinas con diferentes chorros de agua, cortinas en cascada, posibilidad de realizar ejercicios bajo el agua, duchas de agua con agua fría-caliente y cromoterapia, saunas secas y húmedas, camas de agua y un enorme ventanal con vistas a la playa y a la bahía.
Apuramos al máximo el tiempo pagado: 2 horas de relajación total.

Paseamos por la arena mientras disfrutábamos de la bonita mañana.
Este es el ventanal del spa visto desde la playa.

Los tamarindos del paseo en flor.

Y mirábamos hacia el horizonte donde se veía la bruma enganchada en el monte. Cuando la bruma consigue desengancharse, todo se nubla, baja la temperatura y el bonito día se termina, pero ayer no era ese día.



Nos dirigimos a comer a un vegetariano de Gros, para aprovechar y seguir con un plan de limpieza total. Para beber: agua, a pesar de que el camarero bromeara con nosotras y nos dijera que no nos iba a pedir el DNI (para comprobar nuestra edad) si pedíamos alcohol. ¡Ja, ja! ¡Si la mayoría de nuestros hijos ya tienen edad legal para beber alcohol!
Aunque algunas pecamos un poco (siendo un restaurante vegetariano, nos lo pusieron en bandeja) y de segundo comimos ventresca de bonito (la ventresca es la zona del vientre, es un poco más grasienta y gelatinosa y muy sabrosa).


Pero para terminar infusiones, bonitas infusiones de todos los colores: una de menta, anís y regaliz, otra de rooibos y mandarina y la tercera de frutos del bosque. La verdad es que hace unos años me aficioné a las infusiones y aunque no he abandonado el café, sí que reduje su consumo y al menos una vez al día me tomo una infusión. En casa tengo un montón de infusiones diferentes (algunas con té y otras sin) que voy alternando aunque, lógicamente, repito más de las que más me gustan.
Después de un paseo, cada una a su casa y la promesa de volverlo a repetir.

Pues ahí queda mi propuesta:
Escoge un día para cuidar de tu cuerpo y de tu espíritu, solo o en compañía. No hace falta gastar dinero, nosotras lo hemos hecho pero no es necesario. A veces has tenido un día para ti pero no te has dado cuenta de ello y lo has desaprovechado. Lo importante es que seas consciente, lo prepares y lo aproveches.

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