No tengo costumbre de hacer una lista con los propósitos de Año Nuevo pero este año, aunque de manera informal, sí que tenía ganas de hacer un par de cosillas. Una de ellas era ordenar el trastero.
No sé si os pasa a vosotros, pero me parece que los trasteros tienen una habilidad especial para llenarse y desordenarse que, afortunadamente, no ocurre en el resto de la casa (de forma tan evidente al menos). Cuando hablo de trasteros, me suelo acordar de lo que decía Ignacio (q.e.p.d), un jefe que tuve y que, refiriéndose a los espacios, decía que “no importaba lo grandes que fuesen, se llenarían siempre porque no es cuestión de sitio, sino de TIEMPO”… y tenía muchísima razón.
Así que me he puesto manos a la obra y entre tirar algunas cosas, reubicar otras y ordenar lo que quedaba, está listo para aguantar hasta la próxima revisión.
Y vosotros… ¿no tenéis ninguna tarea pendiente que no deberíais retrasar?
No sé si os pasa a vosotros, pero me parece que los trasteros tienen una habilidad especial para llenarse y desordenarse que, afortunadamente, no ocurre en el resto de la casa (de forma tan evidente al menos). Cuando hablo de trasteros, me suelo acordar de lo que decía Ignacio (q.e.p.d), un jefe que tuve y que, refiriéndose a los espacios, decía que “no importaba lo grandes que fuesen, se llenarían siempre porque no es cuestión de sitio, sino de TIEMPO”… y tenía muchísima razón.
Así que me he puesto manos a la obra y entre tirar algunas cosas, reubicar otras y ordenar lo que quedaba, está listo para aguantar hasta la próxima revisión.
¡Misión completada!
Y vosotros… ¿no tenéis ninguna tarea pendiente que no deberíais retrasar?
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